viernes, 24 de octubre de 2008

26.- Vietnam en moto, la mejor partida de Pictionary.

Hace un año esperando el embarque del primer avión, ante la incertidumbre del comienzo del viaje, se nos dio la siguiente conversación.

-Oscar: Y ahora que?...
-Ana: Pues a por Vietnam en moto.
-Oscar: Como????!!!!!
-Ana: Cuando te conocí tenías dos obsesiones. Una la de hacer un gran viaje, algo grande, y la otra la de recorrerte Vietnam de punta a punta en una moto. Aquí me tienes!, y que te crees, que no te vas a salir con la tuya?, que no vas a conseguir lo de Vietnam?

Yo no sé si soy aventurero, si me gustan los desafíos, o simplemente soy un caprichoso. Lo único que sé es que soy motero, soy motero las 24 horas del día, soy motero con y sin moto y encima me gusta viajar. Como siempre digo no hay que parar de soñar, no hay que bajar el listón de las pasiones y así, cuando se te ponga una oportunidad a tiro, estarás preparado para cogerla. Aquí estamos, en Vietnam y con una moto!!!!!

Después de una semana trasteando por el Delta del Mekong, informándome sobre el tema en cuestión, preseleccione una moto digna para esta aventura, no valía una scooter. Localizarla en el sur de Vietnam no era fácil, mis gestiones por internet no daban fruto, esta máquina escasea por estas tierras poco montañosas. Así que, incitado por Chema, tuve que salir a la calle a buscarla, a mi terreno. Y efectivamente después de patear Saigón y ver varias motos descartadas, ahí estaba la maquina elegida, llamándome a la puerta de un bar. Y ahí estaba Ana, pegándome una patadita en el culo para que zanjara este asunto, “Ahí la tienes, a que esperas”.

208 euros tuvieron la culpa de que adquiriéramos una vieja moto rusa. Una Minsk de 125 c.c. y mecánica de 2 tiempos. “Una máquina terrible” como me dijo uno, “la mula de las montañas”, como la llaman por el norte. Con embrague, frenos y dirección de tactos rudos y suspensión muy mermada para lo que le íbamos a exigir (2 personas y equipaje), pero con un motor sobrado para estas tierras. Mimosa como ella sola, quizá un tanto caprichosa, pues raro es el día que no requiere las caricias de mis manos sucias, pero dócil y fiable cuando se hace al amo.

Salimos de Saigón sin chequeo alguno, queríamos ponernos en ruta cuanto antes, sin mas preparativos que la compra de unos pulpos, una parilla y una llave de bujía. Resultó mas fácil de lo esperado salir de una ciudad de 6 millones de habitantes y muchísimas motos, no me preguntéis como, pero eso si, nos llevó su tiempo. Aquí no se para, cuando todo se colapsa se invade la acera y ya esta. Los semáforos se cruzan lenta y aleatoriamente y funciona. La velocidad es ridícula y debido a ello, lo que parece un absoluto caos es transitable. Una anarquía total que sencillamente funciona porque no hace a nadie creerse en posesión de derechos cívicos viales y exprimirlos al máximo (En España uno tiene el derecho de apurar al máximo el semáforo en rojo y otro a anticipar el semáforo en verde, todo esto como mínimo a la velocidad máxima permitida, y claro, luego vienen las hostias).

La media en carretera es bajísima de cualquier medio de transporte. Es difícil superar los 30 km/h y nuestra máquina posee una buena velocidad de crucero (unos 40 km/h) y una excepcional velocidad punta (yo calculo que un buen día puede superar los 60 km/h), toda una máquina!!!. Entre pitos y flautas hacer unos 100 km nos puede llevar unas 4 horas, nunca sabes lo que te puede deparar el camino ni las sorpresas que te reserva la moto. Cuanto menos hay que parar a hidratarse, estirar las piernas y los primeros días a limpiar la bujía, que lo tomo como vicio.

En el primer aguacero terrible que nos cayó en ruta, cobijados en una casa, con la ayuda y herramienta del lugareño, aprovechamos para hacer el chequeo que debía haber hecho previo al viaje, filtros, batería, frenos,... Cosa fácil, pero no suficiente. Caprichosamente la moto se ahoga cuando le viene en gana, se engrasa la bujía (hasta que dimos con el porcentaje de mezcla idóneo), no requiere gran cosa para un aprendiz de la llave de tubo. Eso si, no esperes que lo haga en una sombra, en un garito y donde los lugareños hablen ingles. No se por que extraña razón la gente se empeña en hablarnos, darnos indicaciones e instrucciones aunque no nos entendamos y, paremos donde paremos, solemos crear expectación. Alguno no confía mucho en mis habilidades como mecánico, pero cuando le meto el patadón y arranca a la primera me gano la ovación del publico.

Otras veces requerimos las manos de un experto. Vietnam es un país con 80 millones de habitantes y absolutamente todo el mundo tiene una moto, niños, jóvenes y ancianos. En un país con tantas motos hay tantos “talleres” y “asistencias en carretera” como bares en España, así que no hay mayor problema ante los múltiples caprichos de la Minsk, cada día como mínimo uno. A veces hay que esperar a que venga la luz, para poder utilizar el soldador y así reparar la parrilla, como nos ha ocurrido varias veces. Con un destornillador, un alicate y una llave inglesa en la mano, de paquete en la moto de un mecánico, hicimos la asistencia a la moto que se había quedado en la cuneta con el tambor de la rueda trasera gripado, y creo que al tipo le sobraron herramientas para arreglarla. Otro donó la falange de una maneta de embrague para injertarla en la mía rota, soldó lo insoldable. Un chiquillo de 15 años, tatuado y fumando me hizo el cambio de aceite y volvió a soldar la parrilla. Un cirujano de la mecánica, me reparó el sistema eléctrico, mientras su mujer le iba dispensando herramientas a la par de su voz que se las pedía. En fin, todo esto y mucho más. Sustitución de cables, manetas, reposapiés,... Ajustes de embrague, frenos, escape, tornillos,.... Muchas veces tirados sin gasolina pues el grifo del deposito es mejor no tocarlo y múltiples pinchazos y reventones. Muy gorda tiene que ser la avería para que supere la factura un euro.

Mientras mis visitas al taller Ana improvisa unos cursos vietnamita – español que van dando sus frutos y a los que yo me apunto. Rápidamente con 4 palabras y mucha mímica podemos tener una conversación fluida con los lugareños, que destreza la nuestra. Muchas veces cuando me acerco a recogerla con la moto arreglada, me la encuentro con una sillita, una sombrilla y agua fresquita que le ha facilitado algún lugareño para suavizarle la espera y enfrascada en alguna tertulia, como se maneja!.



Vietnam esta de moda, es muy turístico, pero localizado. Cada día con la moto es una aventura. Nos esta dando la oportunidad de transitar por una Vietnam profunda que de otra manera nos seria muy difícil.







La primera parada la anticipamos improvisadamente a Cay Gao debido a que ignorábamos que esta primera etapa nos iba a llevar tanto tiempo, descubrimos que viajar con la Minsk es una cosa de paciencia, con relajo y con tiempo para disfrutar de las anécdotas del camino. En este pueblo nos dimos cuenta que teníamos que espabilar si no queríamos pasar penurias por la barrera del desconocimiento del idioma. Encontrar hotel fue fácil, pero comer se complicaba. Por si las moscas hábilmente nos aprovisionamos en el mercado, señalando con el dedo estaba resuelto. Pero cenar sentado se complicaba un poco mas por la timidez de algunos lugareños ante lo desconocido, 2 turistas que no entienden, pero prueba conseguida, comida local y muy rica.


Al día siguiente partimos hacia Dalat, zona montañosa y de interior. Ya fuera de jaleos y más tranquilos Ana hizo sus primeros pinitos (y caballitos) con la Minsk. En una parada, mientras nos tomábamos unos refrescos, tuvimos una charla larga y tendida con la dueña. Nos pareció entenderla (interpretarla) que tenía una amiga americana, que le había invitado a ir a su casa, que no tenia ni idea de ingles y que ella no estaba para esos trotes, esto mola!!!. Ya en Dalat, algo mas turístico, cogimos fuerzas por prevención a lo que nos deparasen los próximos días.

Descendiendo por carreteras de montaña, que en determinados momentos nos recordaban al Puerto de Navacerrada, llegamos hasta la costa, hasta Phan Rang. Una carretera muy bacheada que nos mostró lo mermados que íbamos de suspensión y por eso mismo descendimos relajadamente, disfrutando de un estupendo paisaje. Allí empezamos a trastear por las calles, perdiéndonos entre vietnamitas, pues pese que es un pueblo grande, no frecuentan los turistas por su escaso interés. Nos hacemos con una bandera de España para tunear la moto, nos da un poco de tirria que continuamente nos identifiquen como americanos o franceses, nosotros somos de Tei Ba Nha!!!! (España), y además aquí nadie nos tacha de facha por ello (no nos etiquetan, no es una espinilla en el culo). Todo valientes nos pegamos un homenaje de comida local que resultó estar buenísima, a veces es como jugar a la ruleta rusa, pero aquí fue un acierto. Y ya cuando llego la electricidad al pueblo, nos metimos en internet los primeros pues rápidamente se lleno de gente que estaba al acecho esperando el momento (es curioso ver como todos los negocios están abiertos horas y horas, como en stand by, esperando la llegada improvisada de la luz).




Por la Highway llegamos hasta Nha Trang sin problemas. Sitio turístico y playero donde nos tomamos un merecido descanso (adaptarse a viajar de continuo en moto lleva unos días, es una verdadera paliza hasta que te acostumbras, y a estas alturas tenia a Ana, la pobre, reventada, es una campeona!!!). Para empezar nos pegamos el caprichazo de hacer unos buceos en el Mar del Sur de China. Sencillamente grandiosa la inmensidad de allí abajo. Dos buceos de más de 50 minutos, en un entorno totalmente distinto y con una gente extraordinaria, encantadores (el centro de buceo). “Im-Presionante”, peces nuevos, corales nuevos, cruzamos 2 cuevas donde se cobijaban infinitos peces, estrellas de mar azules, morenas, nos perdimos entre un banco de peces,… una maravilla, que vicio. Aprovechamos para disfrutar de las playas, de restaurantes con menú en ingles y, como no, para poner a punto la moto, que por estas alturas teníamos algunas cosas pendientes. La dueña del hotel, una señora entrada en años, cada vez que veía a Ana le daba unos abrazos terribles, incluso la levantaba en volandas, le debió caer simpática, y yo me lo pasaba pipa viendo la escena. Y el chico, yo creo que incitado por la madre, me pegaba unas turradas cíclicas en ingles que me hicieron pensar que me había tomado como teacher-sparring de ingles, je!, a menudo fue a elegir.


Una carretera rodeada de un paisaje muy bonito y con alguna anécdota de camino, que ya os contare, nos llevo hasta Quy Nhon, otro pueblo playero, pero este para lugareños. Mis pocas opciones para cenar por ser este un pueblo costero en el que solo encontramos Ca (pescado) para cenar (tengo alergia al Anisakis y no puedo comer pescado fresco) me obligaron a conformarme con un bocata de quesitos en la habitación del hotel, mientras Ana disfruto de un estupendo plato de pescado. Al día siguiente espabilé y rápidamente me hice con un buen restaurante local donde me resarcí del día anterior (y encima tenían en promoción la cerveza). Aprovechamos para hacer gestiones (algunas mas de la moto) y a explorar las playas y pueblos pesqueros de los alrededores perdidos entre simpáticos vietnamitas. En la noche disfrutamos de paseos por la larga playa, viendo faenar con luces los pintorescos barcos vietnamitas en la inmensa bahía.






Un estupendo viaje por paisajes geniales nos llevaron hasta Quang Ngai. Una parada técnica en un pueblo sin nada especial que destacar, pero no así el viaje hasta el. Paisajes preciosos que parecían estar sacados de un juego de una videoconsola por la perfección de estos. Inmensas llanuras de arrozales plagadas de campesinos trabajando, a un lado del horizonte palmeras salteadas y de fondo inmensas montañas verticales, al otro, estupendas playas de arena blanca con un mar surcado de coloridos barcos vietnamitas, el cielo perfecto. Al día siguiente rápidamente dimos con la carretera que llevaba a My Lai, un pueblo que fue arrasado por los norteamericanos en la Guerra de Vietnam.


Willian Laws Calley era el teniente al cargo de la masacre de My Lai. Que se puede esperar de un tipo que yendo de viaje se quedó sin dinero a mitad de camino y precipito su alistamiento al ejército. Escasos 20 años, ignorante de la vida y con escasa formación, pues no sabía ni leer correctamente un mapa, seguro que no era el más listo, al igual que su sección con la que arrasó el poblado. Lo único que sabían de ese vacío moral llamado Vietnam era lo que le habían inculcado, que el comunismo era muy malo (dudo que supiera lo que era el comunismo) y que había que acabar con el Vietcong. En una guerra atípica, con lo mejor de cada casa, un ejercito “mu profesiona”, sin un frente definido ni posiciones que tomar, y bajo un sistema de presiones y ascensos en función de las bajas enemigas, que se podía esperar de estos ineptos?...Pues que aterrizaran por allí, por una aldea de campesinos, y en escasas 4 horas arrasaran con todo, cultivos, animales, viviendas y acabaran con la población, pero antes les dio tiempo a violar a las mujeres. Según cuentan unas 500 personas muertas, la mayoría niños (yo vi muchos de entre 1 y 3 años en los listados), mujeres y ancianos. Eso sí, para ellos, según información oficial de Estados Unidos, 120 muertos, 90 Vietcong no civiles y 30 Vietcong civiles, pese a que en toda la operación solo incautaron 3 armas Vietcong. Nosotros estuvimos allí, nosotros vimos la dureza de las fotografías tomadas in situ, en el momento, todo eso que no cuenta Hollywood. Terrible la cara de los soldados después de perpetrar la masacre, con el cigarrillo entre los labios, como si estuvieran descansando de una obra orgullosos después de un trabajo bien hecho. En una guerra en la que les estaban dando al pelo, en la que el enemigo resultó ser muy listo y superar todas las carencias frente al despliegue de medios del enemigo, en una guerra llena de presiones políticas por no conseguir objetivos cuantificables, desgraciadamente se dieron muchas masacres como la de My Lai incubiertas.


Después de esto cuanto menos necesitábamos un refresco, así que directos a los chiringuitos de la playa. Jugamos con los niños de los puestos, charlamos con sus madres, que por cierto son muy cotillas aquí las mujeres, y ya más animados, emprendemos la ruta. Absolutamente todo el campo esta lleno de gente trabajando, campesinos que están de sol a sol. La principal actividad en las carreteras no es el transporte, pues estas son compartidas con los campesinos que las abarrotan en su actividad y prácticamente usan todo el arcén para extender los granos de arroz al sol. Es difícil diferenciar en este aspecto un día laboral de un festivo, este país no descansa, nunca habíamos visto algo así. Así que imaginaros unos paisajes de arrozales preciosos adornados con toda la actividad que ello conlleva, campesinos, ganado, maquinaria,...

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Medio de noche llegamos a Hoi An, un precioso pueblo que en el siglo XVII fue un importante puerto internacional y que hoy en día se siguen apreciando las influencias chinas, japonesas y europeas en su arquitectura y cultura. Al caer la noche, sentado en una terraza, te sientes trasladado al pasado en medio de las casas de mercaderes portuarios de otra época.

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Desde allí hicimos una escapada a las ruinas de Mi Son, un conjunto de templos construidos entre el siglo IV al XII pertenecientes a la cultura Cham. No hay grandes templos, pero si pequeñas agrupaciones con bastantes tallas y relieves en un entorno muy agradable, entre riachuelos y mucha vegetación, que debido al escaso turismo tienen un cierto carácter místico. Durante la Guerra de Vietnam, Estados Unidos no respetó estas ruinas, bombardeando la zona y causando grandes daños en ellas.


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Una nueva carretera de 30 km a lo largo de la Playa del Mar de China nos obliga a pararnos y disfrutar de ellas. Es nuestro cumpleaños, llevamos un año viajando así que mejor motivo que este para celebrarlo. Mariscada para Ana y cacahuetes para mí en un chiringuito de la playa. Después de esto y de echar la mañana entre baños y cervecitas ya estábamos preparados para continuar la ruta dirección a Hue. Tras no dar con el camino correcto en Danag, atravesar sus montañas, algún que otro caprichito de la bujía de la Minsk y un aguacero de camino, conseguimos llegar al destino antes de que cayera la noche, que esto es siempre importante cuando se viaja en moto.



Desayunando en Hue hago un estado de cuentas exacto con el fin de confirmar nuestra agradable sospecha. Es la primera vez en mi vida que no me acerco ni de lejos al mejor de mi más optimista presupuesto, esto es increíble!, todo hay que decirlo, la buena cotización del euro frente al dólar nos ha ayudado mucho. De subidón nos vamos a visitar la ciudadela de Hue (1802-1945, Dinastia Nguyen) y allí directos a la Ciudad Prohibida. Curioso pero, para nosotros, nada del otro mundo. La visitamos a golpe de martillo, entre obras, yo creo que para prepararla para la futura oleada de turismo, y con David Bisbal de fondo, pues los de los souvenir se habían coscado que había unos cuantos españoles dando vueltas por allí. En fin, disfrutamos mas perdidos entre los lugareños por la ciudadela, ya al caer la tarde sin tanto calor.

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El siguiente destino fue una cuestión práctica. Se acercaba la ansiada llegada de los colegas a Hanoi, para disfrutar de sus vacaciones juntos, y yo a esas alturas ya estaba atacado de los nervios. Simplemente queríamos avanzar un poco mas con la moto para dejarla aparcada unos días y coger un bus que nos llevara a Hanoi rápidamente ya que con la moto no llegábamos a tiempo. Así que le queríamos dar unas merecidas vacaciones a la Minsk. Dong Hoi es un pueblo que para estar en la "nacional 1" no ha parado en él un turista ni por error. Gran sorpresa la nuestra cuando en el hotel no sabían ni decir un triste "Hello". Alojarse era sencillo, pero la jugada que teníamos en mente nos supuso una gran partida al Pictionary (como muchas otras veces), la cual queríamos pensar que ganábamos, después de ilustrar nuestras ambiciosas intenciones en una serie de viñetas. Queriendo ser optimista, pese a una cierta desconfianza, dejamos la moto en el hall del hotel y partimos hacia Hanoi sin más aval que unos papeles llenos de garabatos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me enorgullece que haya alguién por el mundo presupiendo con la bandera de España, si señor.
Abajo el esteoripo de la Harley y la bandera yanki; Arriba la Minsk y la bandera española.

Anónimo dijo...

Respecto al tal soldado yanki ese que perpetro esa masacre en concreto, de las muchas que hubo pero que no salen en ninguna peli yanki, a mi me parece que semejante individuo regleja el "modo de vida NORTEamericano" que es que vale más una vida NORTEamericana que 100 del enemigo y deja claro que son unos cínicos y unos manipuladores. Lo digo por que el 90% de los que oyen algo de Vietnam (entre los cuales me incluyo hasta hace 5 meses) no saben que Vietnam del Sur fue creado por EEUU en 1955 para impedir la victoria electoral a nivel nacional del partido de Ho Chi Min, no saben que el gobierno títere que instaló (como ha hecho en tantas partes del mundo) fue el más corrupto de la zona en esa época y se creen que lo de Vietnam fue una guerra de igual por igual en la que los yankis perdieron hombres y los Vietnamitas también, y los cojones, los yankis perdieron 58.000 ¡soldados! y los Vietnamitas unos 500.000 entre soldados y civiles y eso establece claramente una desigualdad.
Sucesos como éste (y los que habría hasta llegar al medio millón de muertos) constatan algo que muchos sospechamos pero que nadie diche claramente y es que en Vietnam se produjo literalmente un genocidio por parte de los NORTEamericanos, ¿o que se entiende entonces por genocidio?.

Chema

Anónimo dijo...

Los putos amos del pictionary sí señor, jaja..
Qué aventura lo de la motaca; vamos, ni Jordi Arcarons en su peor Dakar está a vuestra altura. Igualita la aventura! unos campeones..
pero, hace caballitos? o no? si no, ya estás cambiándola macho, entre que tienes que limpiar más veces la bujia que nosotros cargar bases de datos, y que no pasa de 60, no sé yo, eh..

Bueno qué? hasta cuando chavalis? que os veo animados, al final no volvéis cabrones.. maldita envidia..!
Por cierto, espectacular la última foto de este capítulo, la hostia de chula.
Más ánimos y abrazacos