martes, 16 de octubre de 2007

5.- Guatemala, ahorita mismo a ustedes les cuanto algo.

Cuesta un poco hacerse en Guatemala, pero sin darte cuenta, poco a poco, te vas sintiendo a gusto hasta el punto de que te olvidas del hincapié que hacen los chapines (lugareños) de la inseguridad y peligrosidad de algunos sitios de Guatemala. Quizá gran culpa la tiene que entramos por Antigua, ciudad colonial y de gran afluencia turística, y ya sabemos las consecuencias que ello conlleva. Tomamos una estancia allí de varios días para reorganizarnos después de Nueva York y como campamento base para visitar el volcán Pacaya.

Nunca se puede menospreciar al contrario. En la subida al volcán Pacaya íbamos 2 catalanes, así lo hicieron saber, 3 inglesas, nosotros, el guía Arturo y su machete. Yo me preguntaba que qué se les habría perdido allí a las inglesas en zapatillas (tipo puma, sin suela) y bolsitos, mientras nosotros íbamos con botas de montaña y mochilas. No llevábamos ni un minuto subiendo cuando la catalana vio que la cosa prometía ser dura y se subió a un burro-taxi y el catalán y yo pasamos a la cabeza de la subida. A la media hora yo empecé a sufrir pájaras en silencio, como las almorranas, y remontaba como podía. Bueno más bien mirando a los burros q nos acompañaban y cada dos por tres ofrecían, prefería desmayar a montar en uno (pero eso es otra historia). Hasta que llego el punto en el que me tuve que parar porque los sudores fríos me estaban matando, menos mal que llevaba abrigo. A toso esto las inglesas, que en vez de pies debían tener zarpas, iban tranquilamente a ritmo y a lo suyo, hablando, muy monas con tirantes y sus bolsitos. Fue duro, pero la verdad es que mereció mucho la pena, llegamos a la falda del volcán en la que fluía lava a nuestros pies, una experiencia inolvidable. Ah!, y toda una lección la de las inglesas que en la cima sacaron de sus bolsitos unos hermosos bocadillos, sudaderas y linternas para la vuelta, como si no hubiese pasado nada.



De Antigua nos fuimos al Lago Atitlan, un gran lago en el interior del altiplano al que lo adornan un par de volcanes. Para el que se lo este preguntando, no estaba mal, pero no tan bonito como el de Sanabria, eso sí, mucho más grande. Al lago lo rodeaban doce pueblitos, por los que había que moverse andando o en bote. Los pueblos no merecían mucho la pena, eran feos, pero no así las vistas del lago desde ellos. Cada pueblo estaba poblado por diferentes razas indígenas y eso se podía ver claramente en sus vestimentas, en unos predominaban el color rojo, en otras el azul, unos usaban pantalón hasta la pantorrilla, en otros sombreros,…..una cosa curiosa es que los doce pueblos tienen el nombre de los doce apóstoles, se los pusieron los monjes cuando vinieron a evangelizar estas tierras, que bonito!. Mediante camionetas y minibuses nos fuimos transportando hacia el interior. Los ayudantes de los conductores de autobuses son dignos de mencionar, en pleno camino de tierra bacheado, salen por la ventanilla delantera hacia el techo, donde esta la carga, y entran por la trasera como si nada. Tienen pinta de malos y se mueven como monos, eso si, no se les escapa una cara a la hora de cobrar los pasajes.

Llegamos al mercado del jueves de Chichicastenango, muy famoso en la zona. Es como gran romería, lleno de puestos de comida, de ropa, artesanía, curanderos, en la q yo me sentía como Gulliver en el país de Liliput, pues paseando entre los puestos no había nadie al que no le sacara mas de una cabeza (de verdad Olga!!!!).





Y de ahí nos adentramos en “La Verapaz”, que es una región de montañas cuyo nombre proviene de la verdadera paz, en la que los monjes intentaron evangelizar esta zona sin imponerlo por la fuerza. Esto está mejor, hay maneras y maneras. Esta zona es altiplano puro y duro, los paisajes son preciosos, las carreteras son de tierra y un viaje por ellas es una verdadera aventura. Es una de las pocas zonas que queda donde se puede ver aun el quetzal.




Cuatro horas de camino de tierra nos llevaron a Coban (no confundir con Copan, ruinas mayas en Honduras). Fuimos por una ruta que solo se puede hacer en buen tiempo y q muy poca gente opta por ir por estas tierras, eso es lo que nos animó, je, je. Tomamos Coban como campamento base de contacto con la naturaleza. Visitamos “Samuc Sampey” un paraje tocado por una barita
mágica. El nombre en indígena viene a decir, más o menos, “donde la tierra se traga el agua”. Y es un valle en el que un sumidero se traga el cauce del río (muy caudaloso) y a unos 300 metros más abajo lo devuelve a la superficie, dejando entre medias múltiples pocitas de color turquesa, muy bonitas (donde por supuesto nos bañamos). También visitamos una cueva de la que mana un río (también muy caudaloso) y en la q los indígenas llevan cientos de años haciendo rituales y sacrificios. En el interior hay una caverna central de unos 80 metros de altura, que se encuentra totalmente negra debido a la de velas y velas que han prendido en las ceremonias. Esta zona también está poblada de fincas de café, debido a su altitud. La mayoría son de familias alemanas, visitamos una y aprendimos un poquito del tema (para poder hablar con Manu y Sofi). En fin, esta zona tiene múltiples opciones para visitar.
La verdad es que uno no se siente muy orgulloso del paso de los españoles por estas tierras, por Latinoamérica. Aunque como bien dijo Ana a uno, “Nosotros no fuimos, fueron tus antepasados, tus abuelos, porque los nuestros se quedaron en España.” Nosotros, los españoles ahora venimos como turistas y dejamos dinero en vez de llevarlo (aunque nosotros poco) y gracias a Dios se ve mucha presencia de Cooperación Española. En Antigua nos quisimos acoplar a una fiesta en la calle, pero preferimos pasar desapercibidos cuando nos dimos cuenta que estaban celebrando la independencia de España. Bueno, como iba diciendo, uno no se enorgullece de la Guatemala Colonial que se encuentra. Por la fuerza y el engaño conquistamos estas tierras, las explotamos, evangelizamos, no se respetaron sus culturas y cuando se acabo la gallina de los huevos de oro y no nos rentaba (o nos echaron), les dimos la independencia.

Por si fuera poco, luego vinieron como buitres carroñeros los ingleses (piratas), con otros intereses, buscando maderas, y aprovechando el descuido, ya que nosotros estábamos a otras cosas, se apropiaron de nuestros territorios. Eso si, vinieron a Full-equipe, con esclavos africanos. Hoy en día esta como muestra toda la costa caribeña poblada de Garifunas, que son tribus de origen africano, con habla inglesa y que su cultura conserva los orígenes africanos. Y ahí esta Belice, uno de los países mas nuevos del mundo pues Inglaterra les dio la independencia hace apenas 30 años.

En la supuesta independencia, se instalaron grandes compañías americanas para la explotación de frutas. Convirtiendo a Guatemala en una mas de las republicas Bananeras de Centroamérica, haciendo y deshaciendo a su antojo, quitando y poniendo gobernantes en función de sus intereses y hasta financiando las guerrillas para instigar la revolución campesina si en ello iban sus intereses.

Y como no, por último los Alemanes, como no iba yo a tener algo para estos amigos míos. Para quien haya trabajado conmigo, ya sabe q los alemanes no doblan planos para eso están los españoles, pues imaginaros aquí en Guatemala con los chapines (hago mal en generalizar con los alemanes). Estos te cuentan en primera persona orgullosos como vinieron aquí hace cien años y “esclavizaron” a los guatemaltecos en las fincas cafeteras. Ellos vienen a decir que por lo menos les daban de comer y de dormir y les consideraban una raza humana, que con eso ya eran felices.

No me extraña que esta gente no muestre mucha destreza e iniciativa y si buena educación y generosidad. Como dice Ana, parece que solo valen para ser mandados, y es que con los últimos 500 años de pasado que han tenido, bastante es que sobreviven y conservan algo de su cultura.

Bueno, no sé si se me ha ido un poco la pelota, pero ahora sigo con la segunda parte del viaje, el plato fuerte en cuanto a disfrute.

Tikal, en dos palabras, impresionante!!!! . Solo visitar este parque de ruinas Mayas justifica el viaje, y eso que solo estuvimos medio día, pero te llena tanto que quedas satisfecho. Nos levantamos a las 2:00 a.m. en Flores, nos despertó un chaparrón que nos inundó la habitación, las chanclas flotaban. Flores es un pueblo que ocupa toda una isla en el lago Petén-Itzá, y casi todo el mundo toma este pueblo como base para visitar el parque Tikal. A las 3:15 a.m. estábamos en el minibús gente de todos los países para ir a ver amanecer en el parque. Nos adentramos en la selva con las linternas, en silencio y en fila guiados hasta la cima del templo IV, el más alto, y allí guardamos silencio esperando al amanecer. Según va dando comienzo el día, vas viendo que coronas todas las copas de los árboles de la selva, a los que una nieblilla los difunde, y en los que sobrevuelan tucanes y empiezan a jugar los monos aulladores. El amanecer es un regalo para los ojos y los oídos, van apareciendo las crestas de los otros templos y empieza a sonar la orquesta de la selva. Una vez de día nos agrupamos con los guías para que nos mostraran y explicaran las ruinas. Nosotros tuvimos la suerte de que con el guía español solo íbamos una pareja de Burgos, una de Yucatán y nosotros, en total 6 personas frente a más de 20 que llevaban los otros guías. No solo eso, el mexicano era un flipado de la cultura Maya, estaba invirtiendo las vacaciones en visitar todas las ruinas de Centroamérica y el caso es que sabía tanto o más que nuestro guía. Parecía imposible pensar que ese hombre nunca hubiera estado allí, porque se orientaba en la selva perfectamente y conocía el parque al dedillo. Cada explicación del guía él la completaba y adornaba con historietas simpáticas. Un flipado que me recordaba a mi hermano Javier recorriendo España tras los rastros de Isabel la Católica.

De vuelta decidimos parar en El Remate, un pequeño pueblo tranquilo a orillas del lago Petén-Itzá. Nos hospedamos en una cabaña y fue todo un acierto porque estuvimos de lujo, tranquilidad absoluta, estaba todo abierto, nos servíamos lo que queríamos, nos dejaban la casa para nosotros, todo relajado, genial, genial!!!. Al anochecer a veces se veían tormentas a lo lejos, desde la cabaña observábamos como los rayos iluminaban a trazos el contorno del lago, nubes y montañas y la silueta de una pareja hippie en el embarcadero. Mientras en la oscuridad las luciérnagas no dejaban de alumbrar en la naturaleza. La verdad es que nos fuimos con pena por lo a gusto y tranquilos que estábamos allí.

De ahí nos fuimos a Río Dulce. El viaje en autobús digno de mencionar. El conductor era un dandi, que se creía el capitán de “Vacaciones en el mar”, no paró de invitar a las chicas a sentarse al lado de él, de hablar de historietas de novias, de saludar a todo el mundo desde su trono, …… vamos, todo un fenómeno, que nos llevo sanos y salvos sin prestar ni 5 minutos a la conducción. Río Dulce es un río que comunica el Lago Izabal con el Caribe, con Livingston, y es mediante barco (2 horas) la única forma de comunicarse. El viaje en barco es precioso, visitas el castillo de San Felipe, un pequeñísimo castillo en el lago para combatir a los más intrépidos piratas que se adentraban por el río. El río está lleno de vida, jardines de plantas acuáticas, islas de pájaros, cuevas de piratas, aguas termales sulfurosas, se ensancha, se encañona, ….. un río lleno de vida.

A la llegada a Livingston, un pueblo de garifunas, nos encontramos con playas sucias y no nos gustó mucho el sitio. La gente habla maravillas de este lugar, de la amabilidad de sus gentes y de su ambiente (mucho Bob Marley), pero nosotros no debimos estar receptivos y optamos por irnos en barco a Puerto Barrios para de ahí irnos a la costa Caribeña de Honduras en busca de un poco de playa.

Hay muchos niños en Guatemala, en las ciudades todos con uniforme escolar. Muchos puestos de comida en la calle y de tortitas de trigo (sustituye a nuestro pan). Una mujer que se precie tiene que saber hacer tortitas. La gente come en la calle, mucho pollo, frijoles, huevos, mazorcas de maíz, plátanos fritos,….umhhhh, que rico!!!!!. La gente casi no fuma. También se come banano, manzana, piña, papaya, uvas……La gente es muy bajita, no llegan a dar el estirón de los catorce años, no miden mucho más de 1,50 m. Por lo general las ciudades son feas, pero no así los parajes que las rodean. Los fines de semana la gente toma mucho y les encanta platicar (aunque son muy básicos, te repiten una y otra vez lo mismo), por la noche hay mucho borracho, mejor retirarse. Hay mucha moto japonesa de entre 125 y 200 c.c. (económicas, 1000 Euros) y los moteros de fin de semana, de pasta y moto grande, viajan con pistola. Se ven demasiadas armas en la calle y eso no nos gusta.

No sé si esto es tercer mundo, pobreza, necesidad, o como lo quieran llamar. Cada día en este aspecto estoy más confundido. Lo que sí sé son las consecuencias que tiene lo que llaman el primer mundo sobre el mundo más desprotegido y débil. Si me pregunto si la gente pasa hambre o necesidad lo único que me puedo responder es que aquí, aunque vayan descalzos y sucios, todo el mundo, desde el niño hasta el anciano, anda a todas horas con una coca cola en la mano y chuches en la otra. Les gusta más el Pizza Hut que un almuerzo típico. Todos tienen unos móviles de última generación carísimos que no creo que se los regalen las compañías (o en España nos engañan) muchos van con sus iPod por la calle (no mp3). Hay unos coches pick-up impresionantes, que no se si todos serán necesarios para el trabajo, y una cantidad de motocicletas terribles, la mayoría de ocio. Con esto quiero decir, que lo que si sé, son las consecuencias del primer mundo, el consumismo, que es la lacra que impone el capitalismo. Aquí primero hay que consumir y la sanidad, la salud, los colegios, pensiones,…..es secundario, ya vendrá. Lo primero es lo primero.

Abrazos desde Leon, Nicaragua