lunes, 24 de noviembre de 2008

30.- Thailandia, otra vuelta por aquí


Esto ya es otra cosa, las carreteras muy buenas, por aquí hasta podemos hacer más de 200 km al día tranquilamente y alcanzar la endiablada velocidad de 80 km/h (yo calculo), como tira!

En Sang Khom, un pequeño pueblo, paramos para hacer noche, en un curioso bungalow, con su correspondiente hamaca (de la que Oscar no se baja), a orillas del río Mekong, vamos, de lujo.
Me levanté muy pronto y vi amanecer en el río, precioso!
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La siguiente etapa muy chula, una carretera secundaria con poco trafico y paralela al río. Llegamos a Loei, una ciudad grande, aquí nuestra misión era conseguir una habitación con TV internacional para que Oscar pueda ver las Motos GP, compramos chuches, un par de cervezas y así pasamos la tarde.

Al día siguiente, etapa tranquila y por buena carretera, con paradita para coger fuerzas en un mercado callejero, un pomelo, panceta troceada con Kaoคiao y torreznos recién hechos, aquí ya lo flipo!

Llegamos a Phit Sanulok, que es una ciudad muy grande, tiene un mercado nocturno de comida, en donde puedes encontrar de todo y hay un ambiente increíble, muy entretenido.

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Después, el trayecto ya no me gusta tanto, hay mucho tráfico y se conduce muy rápido, es lo que tienen las buenas carreteras. Llegamos a Sukhothai, damos un paseo por la ciudad, visitamos un templo y nos quedamos viendo como juegan a una especie de voleibol pero le dan a la pelota con todo menos con las manos, increíble la agilidad de estos asiáticos, es que son igualitos que en los dibujos animados.

Al día siguiente vamos a visitar las ruinas que están a 14 km.

Hace mucho calor, pero con la moto, se hace mas llevadero esto de visitar grandes ruinas tan esparcidas, y así a Oscar no le entra la pájara.

''La era de Sukhothai (1238-1438), que significa "amanecer de la felicidad", supuso el nacimiento del primer reino siamés, donde se forjó la primacía del budismo theravada procedente de la antigua Ceilán frente a otras religiones, al tiempo que surgió la base del alfabeto y el idioma que hoy se emplean. En la actualidad, más de un centenar de templos y monumentos históricos enclavados en un bucólico paraje natural con una rica diversidad de fauna y flora recuerdan el legado de los siglos dorados pasados''

''Por el siglo XIII temprano la energía del Khmer disminuía mientras que el Thais, que había estado emigrando constantemente hacia el sur de China, ganaba fuerza y fijaba pequeños establecimientos autónomos. En el año 1238, los caciques de dos tales grupos tailandeses unieron sus fuerzas y fundaron el primer capital tailandés soberano en Sukhothai. Uno de los caciques, explosión Klang Thao de Phor Khun, era rey procalimed, tomando el título Sri Intradit y estableciendo la primera dinastía tailandesa, Phra Ruang''


''Sukhothai ejerció gradualmente su influencia y durante el tercer reinado, el de rey Ramkamhaeng (1279-99), el reino fue consolidado, político con aumentos territoriales y cultural con la adopción del Buddhism de Theravada. Los acoplamientos fuertes estalished con China vecina, y relaciones comerciales extensas con Camboya y la India. Un florecimiento cultural vino durante el reinado de rey Lithai (1347-68), cuando el arte tailandés distintivo y los estilos arquitectónicos alcanzaron su primeros y algo dice, su expresión más fina''

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De vuelta al hotel, como al lado tenemos un parque salimos a jugar al badminton, en cuanto anochece, el parque se llena de cientos de mujeres de todas las edades, y se ponen como locas a hacer aerobic, como mola! Esto se repite en todos los parques de una gran ciudad.

La siguiente etapa a Nakhon Sawan, pero a 60 km de llegar se rompe el cable del embrague, lo apañamos como podemos, mientras Oscar tira del cable enroscado con la mano yo le doy gas, vamos, un numerito, pero conseguimos llegar a un taller, lo arreglan, pero con una terminación un poco chapuza y Oscar termina ensuciándose las manos, ya sabéis lo perfeccionista que es, pues tratándose de las tripas de la moto ni os cuento. Allí Oscar pregunta a los del taller que por cuanto podría vender la moto, y le dicen que por unos 20 euros, Oscar casi se pone a llorar, en Tailandia las motos son muy baratas.


Salimos a dar un paseo por la ciudad, nos sentamos a tomar una cerveza y Oscar habla y habla (hoy toca repaso al motociclismo) mientras yo escribo el diario, la mujer se queda mirando lo que escribo, vamos, ni que entendiera algo, esto me pasa mucho, son muy cotillas, algunos hasta me quitan el cuaderno y hacen que lo leen, pues vale! Oscar va y les suelta que él es un famoso poeta español y yo su secretaria, para explicarle por que él todo el rato habla y yo escribo, je, je.


La comida es muy rica y variada, pero se pasan con el picante, un día se nos pusieron los morros a lo Esther Cañadas, perdimos el sentido del gusto para el resto del día, menos mal que también hay unos granizados de fruta natural riquísimos, que consiguieron apaciguar el volcán de nuestra boca.

En estos trayectos, ya no disfruto nada de nada, es autovía, muchísimo trafico y a gran velocidad, aburridísimo, así que paso el rato saludando a los camioneros y a las familias que van apelotonadas en la parte trasera de las pick-up, que parece que en la siguiente curva van a salir volando, la verdad es que es muy agradecida la sonrisa asiática.

Llegamos a Ayuthaya y nos hospedamos en una guesthouse familiar con gente muy agradable. Oscar lava la moto y la deja reluciente (le quita 10 años de encima, mejor dicho, 10 kilos entre grasa y barro) para llamar la atención de algún posible comprador. Al atardecer vamos con la moto a dar una vuelta por las ruinas, que lujo, menuda diferencia a cuando estuvimos hace 3 meses con Álvaro, ahora vamos en plan señoritos, sin calor, sin agobio, a nuestra bola, je, je. Al anochecer algunas ruinas están iluminadas y es bonito.

Vamos a cenar a los puestos de comida del mercado nocturno, gran variedad, diferentes pinchitos, pollo frito, verduras rebozadas (que pican a rabiar), panceta, susi, pescado frito, gambas a la brasa, tortillas de mejillones y camarones, diferentes tipos de dulces y un ambientazo increíble.

Al día siguiente direccion Bangkok, si pequeño es el mundo, grande es la patria, echando gasolina coincidimos con una pareja de españoles y resultó que tenía una amiga en común (esto es la segunda vez en este viaje que se nos da). A pesar de estar tan solo a 75 km de Bangkok, la entrada en la gran ciudad fue agotadora, mas de dos horas nos llevaron llegar al centro, jaleo de señales, semáforos, atascos, y por fin conseguimos llegar a la caótica Kao San Road (la calle de los mochileros), damos muchas vueltas, hasta que conseguimos una guesthouse donde poder aparcar la moto, aquí todas las calles esta invadidas por cientos de puestos. Sorprendentemente recuperamos la gran mochila de Oscar, que dejamos abandonada por tres meses, a comer Phat Tai como locos y a descansar.

Unos días atrás Oscar anunció en internet la moto para ver lo que se cocía y según lo hizo ya se estaba arrepintiendo. Inesperadamente había alguien interesado en verla en Bangkok, así que ya que estaba en el mercado, de perdidos al río! Le pusimos un vistoso cartel “FOR SALE” y la dejamos aparcada en plena Kao San Road, para que viera todo el mundo la golosina.

Los siguientes días los dedicamos principalmente a buscar billete de vuelta a España que nos dio más de un quebradero de cabeza.

Un buen día apareció Steven, un americano/japonés que venía de recorrerse durante diez meses la India en moto y estaba interesado en nuestra poderosa ‘Minsk”, sabía lo que quería, pese a nuestras pocas ganas de venderla y un precio elevado, insistió en comprarla. Con mucha pena nos despedimos de “La Rusa” (que tantas alegrías y sufrimientos nos dio) pero con el consuelo de dejar el relevo en buenas manos, (manda huevos! un japonés americano en Vietnam y con una Minsk, para grabarlo!) mejor comprador no lo hubiéramos encontrado. Esa noche necesitamos unas cuantas cervezas para superar la perdida.
Aunque las siguientes semanas la echamos mucho de menos, ahora, a toro pasado, fue un gran acierto deshacernos de la moto en Bangkok, aunque se merecía haber llegado a España, pero no nos animasteis lo suficiente, je, je.

Cambiamos libros (gracias Marta) para hacer más amenos los largos viajes en bus y tren que nos esperaban a partir de ahora. Paseamos por Kao San una y otra vez, yo ya estoy hasta las narices de esta calle, me agobia, pero a Oscar le encanta, se lo pasa pipa contemplando a toda la fauna que se mueve por aquí, la verdad es que es un sitio donde resulta imposible aburrirse, puedes ver lo mejor y lo mas patético del turismo.

Nos dimos cuenta que se nos acababan los días permitidos de estancia en Tailandia así que teníamos que salir del país y la mejor opción era Malasia, que entre otras cosas no hay que pagar visado. Como no nos apetecía llegar de tirón (gran palizón), compramos un billete a Nakhon Si Thamammarat (que esta a mitad de camino), un trayecto de 15 horas con cambio de autobús incluido, un poco duro después de haber estado viajando a nuestra bola durante tanto tiempo, pero no esta mal.


Al día siguiente tomamos un tren a Sungai Koloc, pueblo fronterizo, menudo tren, costo un euro y medio (Álvaro, era igualito que el de Ayuthaya), bancos de madera, al principio íbamos solos, pero poco a poco se fue llenando, al final a tope, como el metro de Madrid en hora punta, los hombres fumando, las puertas abiertas, todo muy auténtico!, por el pasillo pasan continuamente mujeres con grandes cestos vendiendo comida, en las paradas también, grandes carritos de comida van recorriendo todas las ventanillas, en el anden los hombrecillos con la gorra, el silbato y las banderitas roja y verde, ya os digo todo muy autentico!

Según nos vamos acercando a Malasia, van apareciendo más musulmanes, ellos con el gorrito, ellas con el pañuelo y todos con sus largas túnicas impolutas. Increíble como ha cambiado la raza según va avanzando el tren. Ellas son vergonzosas, si las dices algo o las sonríes se ruborizan, ellos me dan un poco de miedo con esa mirada fija.

Después de once tortuosas horas en tren, llegamos a destino, de allí fuimos andando hasta la frontera que esta a un kilómetro. Salimos de Tailandia sin problemas, muy rápido, entrar en Malasia mas rápido todavía. Me sorprendió la pregunta de un guardia, que si hablábamos español latino o español castellano, curioso no?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Malasia?? vale ya, no? venga va, no os hagáis los remolones que ya está bien..
joder qué pena volver, no?
Aunque ya está bien macho, a tí Óscar se te ha puesto cara asiático y to, jaja..
Qué pasote al principio en el bungalow ese, no? joder la puta envidia, no se me quita eh.

Siento lo de "la rusa", pero creo que habéis hecho bien, que se distraiga ahora el americano-japonés ese entre bujías y pinchazos; le dijiste que tiene más parches que un barco pirata? qué cabrón, la patata caliente le has soltao. Jaja, a 80 dice! enga coño! eres un pirata, que la has trucao tio! seguro que le dijiste que hasta ganó varios GP..
Un abrazo

Anónimo dijo...

creo que se ha hecho demasiado corto y no habeis acabado de realizar la vuelta completa, por lo que os recomendaria que lo finalizaseis en la mayor brevedad posble y nos siguieseis informando en el día a día.

saludos

Anónimo dijo...

no creeis que deberíais finaliza el blog , o al menos esta parte del viaje con la llegada a Madrid y el relato de las experiencias vividas y el contraste con nuestra opulenta visda de capitalistas?
saludos