sábado, 5 de abril de 2008

15.-Ecuador, un paseo por los Andes.

La llegada a estas tierras de los conquistadores Incas allá por el 1450 con nuevas políticas y fuertes liderazgos hizo que pronto se apoderaran de la zona. Pero poco les duró, pues en 1532 desembarcó Pizarro extendiendo el terror allá por donde pisara con una fuerte infraestructura militar. El líder Inca, Atahualpa, victima de una emboscada (fue engañado) fue apresado, juzgado y ejecutado y el imperio Inca fue completamente destruido, pero esto pertenece mas a la historia de Perú. El Reino de Quito resistió un poco mas, el general Rumiñahui mantuvo la lucha contra los españoles por 1 año y 5 meses después de la ejecución de Atahualpa (1533), pero finalmente prefirió arrasar con la población antes de dejar que cayera intacta en manos de los españoles.

De la época colonial ha quedado, entre otras cosas, ciudades muy bonitas como Quito y Cuenca. Ecuador fue gobernado desde Perú primero y posteriormente se transfirió al virreinato de Colombia. A medida que empezó a formarse la clase media criolla, empezaron a surgir los primeros intentos independentistas, siendo en 1830, con la aparición del liberador venezolano Simón Bolívar (en el que se quiere reencarnar Chávez), cuando la independencia se convirtió en un hecho. Para no perder la tónica de estas tierras, los últimos 100 años han estado marcados por sucesivos golpes de estado, gobiernos militares, conflictos fronterizos, corrupción,… En la última década se tomó la impopular medida de dolarizar la economía muy a pesar del pueblo.



Vuelven los viajes en ruteado por caminos de tierra que no sabes que te depararan. Vuelven los indígenas, sus artesanías, sus ropas, sus mercados, sus comidas,… Vuelven los autobuses llenos en los que cuando crees que ya no puede entrar más gente, se cuelan vendedores de jugos, refrescos, helados, tajaditas,… Vuelven los israelíes, que cuando se juntan mas de 2 se acaba la calma, el descanso y la educación (lo siento, lo tenia que decir).

Se fue el Caribe, se fue el calor, la música y una parte de la alegría.





Después de una entrada triunfal en taxi a Ecuador, sin fronteras, sin inmigración, sin sellados y después de que nuestra consciencia cívica nos aconsejara poner todo en orden (mas bien el interés de seguir viajando legalmente) hicimos noche en Tulcán, ciudad fronteriza de poco interés. A la mañana siguiente, coño! un español en el hotel, llevamos meses sin encontrarnos ninguno. Un catalán (son, junto con los vascos, la única representación por estas tierras que se atreven con viajes de mas de 15 días) que viajaba junto con un popurrí de lo mas variado, argentinos, chilenos, irlandeses,…, subían desde la Patagonia toda Suramérica con un presupuesto muy ajustado. Echamos una buena charla e intercambiamos consejos que mas tarde (Machu Picchu) se lo agradeceríamos mucho.

Un viaje en autobús, en el que Ana y yo partimos solos y según íbamos avanzando recogía gente hasta limites inesperados, nos llevo hasta Otavalo, ciudad interesante, con un popular mercado de artesanía y bonitos alrededores. Nuestra primera intención era hacer una parada técnica y avanzar rápidamente hacia Quito y hacia el Parque Nacional de Manzanilla (costa del Pacífico), pero el temporal que azotaba la costa, totalmente inundada, y los gratos consejos de un italiano y su mujer ecuatoriana, que regentaban el restaurante en el que desayunábamos, nos animó a reestructurar los planes y explorar mas detenidamente la belleza de estos valles andinos. Disfrutamos de paseos por el pueblo y alrededores y de la típica visita a una cascada situada a 20 minutos en la que después de 2 horas no conseguimos dar con ella, pero aun y todo el paisaje mereció mucho la pena.



Un viaje de los nuestros, de los que nos gustan, nos adentro hasta las piscinas termales de Nangulvi. Caminos de tierra (barro) por los que sabías por donde ibas pero no por donde continuarías, llenos de derrumbes, y en el que el factor tiempo es la variable por excelencia. Sorteamos algún derrumbe sin problemas y posteriormente nos encallamos, cosa fácil para estos conductores acostumbrados. Mas tarde, un derrumbe de árboles cortaba totalmente la pista, un vejete capataz, de los que iba sentado adelante, puso en marcha el operativo necesario para salvar el obstáculo a la voz de ya!. Yo, con el pecho por delante, no iba a ser menos frente a los veteranos lugareños, estaba el primero desforestando el camino cuando empiezo a apreciar que la cooperación y las fuerzas se iban diseminando, hasta que me quedo solo, panda de rajaos!!!, cuando se me acerca el vejete capataz y me comenta que los árboles que obstruyen el camino poseen una resina que provoca una urticaria terrible y me empieza a dar remedios chamanes. Pareciéndome un poco complicado lo que me contaba, me fui a un charco, me lavé como pude y hasta ahora, eso sí, la ropa que llevaba, a día de hoy aún posee las manchas de resina impregnada. Aquí no acabó todo, luego un autobús encallado cortaba el paso y hubo que esperar a que lo sacara un tractor, pero esta vez me quede sentadito en mi sitio jugando a las cartas con Anita.



Pese al viaje, mereció mucho la pena, disfrutamos en exclusividad de las piscinas termales (aunque las esperábamos mas rústicas) y de un precioso hospedaje a orillas de un río a pie de las montañas. Bonito paisaje en el que un río con una impresionante fuerza le daba vida a todo, al que lo cruzaban endebles puentes colgantes de madera solo aptos para valientes o inconscientes. Un chaval nos contó como por la mañana había subido con los perros a la montaña a cazar armadillos y que a la vuelta uno de ellos cayó del puente (cosa muy normal por el estado y la corriente) y como ahora tenía un perro menos, como la cosa mas normal del mundo.

Como no mejoró el tiempo, ni que decir tiene que el viaje de vuelta lo realizamos por otro camino, puesto que el de ida estaba totalmente impracticable. Llegamos a Otavalo, llegamos al asfalto, y allí tras un tentempié nos subimos a otro autobús que nos llevara hasta Quito. Coño!!! Cruzamos el ecuador!, se volverán locos los relojes?, Se parara el autobús?, Que pasara con la aceleración de Coriolis?, Ya nunca mas, a este lado del hemisferio, tirar de la cadena después de una meada volverá a ser lo mismo? (lo siento mama si no lo entiendes, pero esto pasa por haberme pagado una carrera).

Nos hospedamos céntricamente es Quito, la verdad es que Quito es una ciudad muy bonita que nos dio mucho juego. El centro de la ciudad es precioso, muy buenas edificaciones coloniales, bonitas iglesias y plazas, muy agradable, con buena presencia y buenos servicios, en definitiva, se estaba muy cómodo. Los domingos hacen el centro peatonal, las calles se llenan de gente y bicicletas y hay actuaciones y conciertos en todas las plazas. La parte mas moderna de la ciudad, el Mariscal, tiene todos los servicios y agencias, esta lleno de ambiente, una especie de mezcla de ecuatorianos, universitarios y turistas muy agradable. La ciudad nos gustó mucho, comimos bien, desayunamos jugos, paseamos por todas las callejuelas del centro colonial, visitamos museos,… Nos resultó curioso que siendo Ecuador uno de los pueblos latinoamericanos de mayor población inmigrante en España, sus comercios y restaurantes estaban llenos de carteles demandando personal (cosa que hemos visto en varios países), ahora bien, no tenemos ni idea de los que les ofrecerían a cambio (pero es fácil intuir lo que les pagan en España).

Curioso fue que visitando el Panecillo (la típica colina que es mirador de la ciudad y en la que hay un angelito puesto) le pedimos a un hombre que nos echara una foto y no nos preguntéis como, pero a partir de ese momento tuvimos una especie de día dominguero en “familia”. Nos fuimos con el hombre, su mujer, su hijo y un amigo brasileño (Estiben, Mónica, Adrián y Dani) a visitar Mitad del Mundo. Una especie de parque temático en plena línea del ecuador. No nos decepcionó mucho, porque no esperábamos nada de él, con las atracciones típicas de poco interés y alguna sala de exposiciones, únicamente mencionar una dedicada a Guayasamín, que nos gustó y mereció la pena. Pero en verdad disfrutamos de un día grato en “familia” (que se aprecia cuando se está tanto tiempo fuera de casa) y de conversaciones interesantes y agradables, buena gente. Como anécdota, ese día lo acabamos en el aeropuerto, pues Dani, el brasileño, había perdido las maletas, que raro!.

Un autobús nos llevo a Riobamba con intención de dedicar unos días a explorar sus alrededores. Riobamba resultó ser una ciudad agradable que nos recordaba a cualquier pueblo grande de hace 20 años en España, sus comercios, su actividad, su gente,…Es mas, en la noche, cuando todos los gatos son pardos, parecía una regresión al pasado, pues se oía Duncan Dhu, Hombres G, Ilegales (soy un macarra, buenísima!) y en las calles paseaban SEAT 1430, 850 cupe,… Allí fui tío por segunda vez, Ester, toda una campeona!!!


Teníamos pensado coger un tren turístico a “Nariz del Diablo”, pero en esos días no partía desde Riobamba y había que desplazarse a otro pueblo para hacerlo a la inversa. Así que pasamos al “plan B”, ir a Baños. Hace unas semanas lo teníamos descartado por la actividad del volcán de la zona, pero ahora las cosas habían cambiado. Cogimos un autobús, que tras un rodeo, pues la carretera directa estaba en mal estado (por el volcán) nos llevó a Baños.



Baños es un pueblo turístico que posee varias piscinas termales y un precioso valle por el que descargan 7 cascadas impresionantes. Es el típico pueblo que cada cierto tiempo sale en TV pues toca abandonarlo porque el volcán en activo se pone caprichoso. Así que ya sabíamos que teníamos que hacer, visitar el pueblo, las termales y a por el valle con sus cascadas. Primero visitamos el pueblo y en la noche fuimos a unas termales a pie de la montaña, de la que caía una cascada, aunque había mucha gente (lugareños) resultó una sensación agradable. A la salida, baldados, pues es así como te deja el cuerpo las termales (te sientes 10 veces mas pesado), fuimos a tomar la cerveza de turno a un ultramarinos. La paisana (dueña) nos contó toda su vida, entre
otras cosas como se fue a hacer las americas mientras su marido se la pegaba y se beneficiaba de sus ahorros (2 años trabajando intensamente de lunes a domingo, en varios curros), y como la última vez que hubo que evacuar el pueblo ella se quedó encomendada a Dios y una roca enorme tiró la casa de al lado.

Al día siguiente yo estaba como un niño con zapatos nuevos, alquilamos una Honda XR 250 (un juguete, que me perdonen mi infidelidad las Yamahas, pero no había otra cosa), que mono de moto!. Recorrimos todas las pistas que encontramos, Ana demostró de que saga viene, pues es una fuera pistas al mas estilo “cohetero”. La verdad que en plenos Andes el valle era precioso, las cascadas impresionantes, y en especial el “Pailón del Diablo”, la que no me cansaba de mirar por su belleza y lo impresionante de las fuerza del agua.


Cogimos un autobús que nos llevó a Ambatos y allí otro informal nos llevaría hasta Cuenca. El viaje fue eterno, las carreteras increíbles, típicas de cualquier presentación de Power Point, carreteras de tierra y barro a través de los Andes, a veces sobre un mar de nubes y otras en valles inmensos con precipicios de mas de 500 metros, era mejor no mirar.

Cuenca es una ciudad colonial y otra vez voy a decir que muy bonita, tiene ambiente y algunas cosillas que ver y hacer para demorar allí la estancia unos días. Visitamos la ciudad, sus monumentos, museos y algunas ruinas Incas (dentro de la ciudad). Sobre todo disfrutamos de un buen ambiente tranquilo y agradable de una ciudad que cuida los detalles.




Y decidimos decir adiós a Ecuador. Tomamos un bus que nos llevó hasta Machala, desde donde otro nos llevaría directamente a Tumbes (Perú), esta vez parando a hacer los trámites fronterizos.

La verdad es que los escasos 15 días que pasamos (cruzamos) en Ecuador nos han dejado un grato recuerdo. Pena que el temporal nos impidiera visitar la costa, de la que teníamos ganas. Nos da la impresión que es un país con una variedad terrible de culturas, modos de vida, regiones y que nosotros nos quedamos con una única visión escasa de este país, pero muy agradable.

4 comentarios:

Javier dijo...

Bueno chicos, parece que las aventuras no cesan en vuestro viaje. Me ha sorprendido mucho que Oscar encontrara por fin, después de todos estos años, el tipo que vislumbró los problemas del país "a nivel jurídico", porque Oscar, ese tío de la foto es el mismo que el de Salamanca, ¡No lo niegues! Un abrazo para ambos.

Anónimo dijo...

Joder tios!!! me ha encantado la foto del guacamayo en pleno vuelo, preciosa!!! muchas felicidades trampal, ¿en verdad que cumples 35 añitos?la verdad es q entre el bigote y tus problemas sanitarios y achaques pareces mayor, aunq he de reconocer q de espiritu joven.
estais por santa cruz?pq se lo deben estar pasando de vicio entre guachiestatutarios y guanchaevomoralistas. tened cuidado! mil besos y espero que hayais disfrutado del dia del alzamiento de toda una nación (así lo vende Esperanza Aguirre) y del cumple del pupas.

Anónimo dijo...

felicidades corazón, todos seguimos queriendote mucho aunque ya no estés entre nosotros para alegrarnos la vida y hacer de nuestras vidas algo un poco mas maravilloso, os echamos de menos!!

Oscar dijo...

Alvaro ya se que prefieres permanecer anonimo por lo incontrolado que puedes resultar ante el teclado.
Firmar los comentarios, que os lo agradeceremos pues a veces no sabemos de quien son y se los atribuimos a otras personas.
Gracias y un abrazo