A Tailandia no la hemos tratado con la seriedad que se merece y con la que hemos tratado al resto de los países que hemos visitado. No le hemos dado la oportunidad de que nos despierte un gran interés y, en cierto modo, nuestra estancia aquí se ha limitado a utilizar las cosas prácticas de este país. Nuestra primera visita nos vino muy bien para organizar esta etapa asiática y para contentar al cuñado en sus quince días de vacaciones. La segunda fue como un poco de paso y la usamos como un centro de operaciones para cosas prácticas. Y en esta última visita no teníamos mas interés que el de disfrutar de sus playas en nuestros quince días de vacaciones. Pero todo esto no es poco, no te lo puede ofrecer cualquier país, Tailandia es un país muy completito en el que es muy difícil echar en falta algo.
Así que directos para las islas del Golfo de Tailandia, sitio ideal, a priori con garantías de buen tiempo, y con uno de los mejores sitios de buceo del sureste asiático. Tras una parada en Hat Yai, por la imposibilidad de llegar de tirón desde Malasia, llegamos a Ko Phangan, una isla idónea para nuestro fin. Ko Phangan es famosa por tener la mejor “full moon party” del mundo, según dicen algunos, y atrae a miles de turistas que se congregan en una playa del sureste de la isla para tal evento. Nosotros nos hospedamos en la esquina opuesta como es lógico, en el noroeste, en un bungalow en primera línea de playa con vistas a una islita cercana, un sitio tranquilo, relajado y sin agobios que nos habían recomendado (se agradece ir a tiro fijo). Me imagino que ya sabéis lo que se hace en vacaciones en un sitio como este, mucha playita, algún snorkel, paseos, lectura, algo de deporte, masajes, cervecitas, comidas ricas,… e incluso Ana se animó a echarme alguna partida al ajedrez. En la noche, tumbado en la hamaca de la terraza del bungalow, con una tranquilidad absoluta, tomábamos una copita de ron mientras repasábamos nuestras andanzas por el mundo de este viaje, que gozada! Tampoco podía faltar lo típico en estos casos, alquilar una moto y recorrerte las isla de punta a punta, visitamos la playa de la famosa “full moon party” que confirmó nuestras sabias sospechas y esquivas intenciones de hospedarnos allí. Tengo que decir que allí se celebra de todo, luna llena, media luna, tres cuartos de luna, sin luna, de día, de noche, cualquier excusa es buena para juntar a este tipo de turismo que con drogas, música y alcohol son felices. Gente más a fin a nuestra manera de ver las cosas, nos ha confirmado que es una auténtica basura de fiesta, la música a un volumen descontrolado se pisa entre los distintos locales con una acústica pésima pues el sonido se expande hacia el mar, la iluminación es incomoda ya que te machaca el contraste de los focos de los garitos con la oscuridad del mar, en fin, una fiesta que no tiene sentido a no ser que te gusten las drogas en un país que curiosamente tiene unas leyes muy severas al respecto.
Cambió el tiempo y cambiamos de isla, el tiempo se puso francamente malo y cogimos un barco hacia Ko Tao, nuestro segundo objetivo, a ver si las cosas pintaban mejor por allí, más al norte. Ko Tao es la isla mas visitada de Tailandia con el fin de bucear en sus aguas, hasta el punto que muchos resort no te hospedan si no haces el curso de buceo o buceas con ellos directamente. Como el tiempo que traíamos era francamente malo nos hospedamos en una guesthouse del pueblo por eso de tener más alternativas, llegándonos incluso a agobiar por las malas previsiones del tiempo. Pero todo cambio y a los dos días nos alojamos en un bungalow de una preciosa bahía retirada y tranquila. Como ya era un hecho que nuestro presupuesto era inmejorable, realmente increíble (quien nos lo iba a decir), decidimos no mirar más los precios para quince días que nos quedaban, sin presupuesto, aunque sinceramente no somos de grandes lujos y somos felices disfrutando del día a día con poca cosa. Así que sin miramientos, como estábamos en una zona apartada, alquilamos una moto para todos los días de nuestra estancia en la isla (un lujo de poco más de tres euros al día). Resultó que nuestra bahía tenía un snorkel perfecto de aguas tranquilas y gran variedad de peces, así que ésta era nuestra manera de empezar el día y hacer apetito. Pese a que nuestros sondeos para hacer un buceo nos indicaban que no eran las mejores condiciones para ello, pues el mar tenía oleaje y el agua estaba agitada con escasa visibilidad, para allá que nos fuimos por temor de no aprovechar esta oportunidad. Efectivamente se confirmaron nuestras sospechas, buceamos en una pequeña bahía a escasa profundidad, pues era el único sitio con condiciones para ello, y no nos ofreció nada espectacular, aunque claro, siempre se agradece ver peces y corales nuevos. Días después quedaríamos plenamente satisfechos con nuestra bahía, en la que tuvimos días perfectos de snorkel. Inspeccionamos todos los rincones de isla y disfrutamos mucho de nuestra bahía con una cuchipanda española que hicimos (lo mejor de cada casa), hasta que un día tomamos un ferry y de seguido un autobús que nos llevaría hasta Bangkok para finalizar este viaje con incertidumbre de si podríamos abandonar el país por el revuelo de los aeropuertos debido a la situación política (que nosotros nunca lo hemos sentido por la tranquilidad que mostraban tanto lugareños como turistas ante el tema).