miércoles, 19 de diciembre de 2007

7.- La Prusia, Casas de la Esperanza.

Tomarse una cerveza de más (en Granada) viviendo en La Prusia no es fácil. La Prusia es un barrio pobre, marginal y peligroso mas allá del cementerio de Granada, eso dicen. No todo es cierto. La Prusia en realidad es un camino de tierra bacheado (cuando llueve es impracticable) que parte del cementerio y esta poblada por chavolas a ambos lados, en las que habitan gente buena, pero un tanto especial. Es un camino de aproximadamente 3 Km. En ligera cuesta, donde no abunda el compromiso, no existe la conciencia ni la voluntad y sí la hamaca, para pasar todo el día tumbado en ella si es preciso. Pero todo esto no es malo, es lo que hay y es lo que tienen. En cierto modo están al margen de Granada y olvidados de Nicaragua, como muchos otros sitios. Si después de un día duro de trabajo decides bajar a Granada a contactar con nuestra realidad, un poquito de internet, poder elegir un poco lo que comes, tomar una cerveza, bailar,…. Corres peligro de olvidarte donde vives. El regreso a la casa de voluntarios, la ultima de La Prusia, la más alta, puede resultar realmente duro. No encontraras un taxi que quiera llevarte hasta allí, yo creo que debido al mal estado del camino, pero quizá alguno use esto como excusa por la mala fama del
barrio. Entonces te esperara un largo camino en cuesta (aproximadamente una hora), bacheado, completamente a oscuras, donde tendrás que reservar y dosificar las fuerzas para escapar de las continuas visitas de los perros en la noche. Aquí los perros muerden, no vale eso de "perro ladrador, poco mordedor", hay que esprintar y guardar las fuerzas necesarias para el final de la cuesta, cerca de casa, la meta, donde se encuentran las peores embestidas. Por eso, tomarse una cerveza de mas viviendo en La Prusia no es fácil.



Vivir en La Prusia no es fácil. Te despiertas con el sol (6 de la mañana, yo un poquito mas tarde a las 7) siendo un aprendiz del hormigón. Las herramientas de La Prusia son una pala (comunitaria), una barra de hierro, 4 maderas y donde se acaba la imaginación surge el "con cojones". Para la mayoría de voluntarios que procedemos de oficina, donde no ejercitamos mas que el dedo índice con el ratón, no lleva unos días aclimatarnos al puro trabajo físico, pero a todos nos gusta y nos entusiasma. Por la tarde te conviertes en un experto ingeniero de la suma y la resta. La Prusia es una gran familia, todo el mundo te conoce. Por eso cuando llevas una semana paseando en bici gozas de una popularidad terrible y te haces con la clientela necesaria para ayudarles en lo que buenamente puedas, es decir, básicamente enseñas a sumar y restar. Y por la noche te conviertes en un aprendiz de borrachuzo. Si decides abandonar el piso patera (11personas mas arañas y alacranes de los que muerden) en busca de un poquito de aire, es decir una cervecita o un roncito, te darás cuenta de que no acabas de aprender, pues no solo te espera la larga e interesante subida a La Prusia, sino que al día siguiente te dará los buenos días tu amigo el hormigón. Por todo esto vivir en La Prusia no es fácil.





Conocimos a Ángel, fundador junto con Judit (su mujer) de la ONG "Asociación Casas de la Esperanza". Ángel muestra ser una muy buena persona, de trato fácil, justa, inteligente, con pasión y ganas de hacer cosas y buena voluntad, es decir, los ingredientes básicos de una ONG. Granada esta poblada por muchos voluntarios, hay ONG´s fuertes que poseen mucho dinero y están cargadas de burocracias y jerarquías, demasiado rígidas, que para mi entender resultan un tanto absurdas en un país que cojea por tantos sitios. Ángel es un tipo flexible que cree en el desarrollo integral de La Prusia, lleno de buenas intenciones y que da cabida a cualquier idea que sugieras si repercute en el buen hacer de La Prusia. Dacil, una voluntaria, nos presentó la ONG como “Aquí hay mucha libertad, rozando el descontrol” (sin animo despectivo), y eso es lo bonito. Está lleno de voluntarios con muchas ilusiones y ganas de hacer cosas, que no encuentran barreras ni impedimentos en la buena intención de sus quehaceres. Que buena gente los voluntarios de La Prusia.


Básicamente hay dos proyectos. Uno trata de que en una finca parcelada se construyan su propia vivienda y de este modo abandonen sus chabolas en terrenos públicos (poca seguridad, futuro). Se les conceden unos microcréditos simbólicos, para facilitarles el terreno y el material necesario para la construcción de su propia casa (básica e igual a una modelo). Es aquí donde tenemos gran trabajo los voluntarios, en ayudarles en la construcción, siembre bajo su presencia.
Una vivienda de este tipo se podría construir en aproximadamente un mes, pero no es una cosa continua, pues unas veces la voluntad de una familia dura un día, y como quien dice hay que ir a animales a la hamaca para que continúen trabajando, otras veces les surgen trabajos y abandonan la casa por una larga temporada y otras simplemente no tienen para comprar un saco de cemento (que se han excedido del material otorgado) y así poder continuar con la construcción. Pero todo esto no importa, es entendible, y más o menos el trabajo de la construcción es continuo por la cantidad de viviendas que hay. Otro segundo proyecto es el que da cabida a todo lo que repercute en el desarrollo integral de La Prusia. Hay unas aulas en las que se ayuda a los niños y mayores en lo que se puede, básicamente se enseña leer, dibujar y las tablas de multiplicar a los niños, matemáticas básicas a los chavales y alfabetización a los adultos. Hay una consulta médica un día a la semana, un taller de costura y manualidades, ayuda a enfermos y ancianos, yo creé un taller de ajedrez, cine los sábados por la mañana,….. Luego hay un trabajo a la sombra para ir consolidando el rumbo. Han censado a la población (muchos no poseen cédula), han creado una base de datos registrando cosas básicas de las familias, un mapa de La Prusia,..…. Y también se trabaja por un futuro mejor en La Prusia, está en proyecto una posible carretera, hay una asociación de mujeres con posibilidad de formar en un futuro cooperativa, enseñar oficios (carpintería, albañilería, cerámica),.…. Y todo esto funciona gracias a la iniciativa de la gente que pasa por aquí y la de Ángel, sin existir una gran organización.


Que importantes son los voluntarios para alguna de estas gentes.


La Prusia tiene sus cosillas. Han censado (los voluntarios) a algo más de 500 personas repartidas entre dos o tres grandes familias, con sus correspondientes envidias, tejemanejes y pequeñas rencillas. Viven en chabolas en las que un autentico culebrón de familia las comparten con chanchos (marranos) y gallinas, y a las que no les faltan un buen equipo de música y el televisor (aunque a algunos no les tarde mucho tiempo el banco en pasar a recogerlo por impago). La Prusia es alegre, suena bachata (siempre que haya electricidad), se baila y siempre hay una sonrisa. Para algunos el alcohol es un problema, puede estar una persona trabajando una semana para gastarlo en bebida en un día (o los que le lleven), olvidándose de familia, trabajo y compromisos. No has aterrizado en La Prusia y todo el mundo te conoce, paseando no paras de
oír: “¿Amaneció bien Oscarito?”, “Buenos días Oscarito”, “¿Dónde vas Oscarito?”, “Salúdeme a Anita Oscarito” (aunque no haya pasado ni un minuto de pasar ella), “Salúdeme a su familia Oscarito” (ni que la conocieran ?¿?¿?¿?),….son todo atenciones y respeto lo que recibes continuamente. Existe la picaresca y el camelo pero en general son buena gente y dan mucho cariño.


Quiero poneros en situación de una manera un tanto simpática de cómo es La Prusia, pero siempre pidiendo el máximo respeto por su gente y entendiendo su situación en relación a las anécdotas que voy a contar,…pero así es La Prusia…


Ángel (el fundador de la ONG) es un español que vive en Boston y cada vez que viene a La Prusia lo suele hacer desde allí. Una vez a Oscarito (otro voluntario enorme que había) le preguntó un chaval que de donde era y al contestarle que era de España, el chaval afirmó tajantemente “Ah!, de Boston”.


En La Prusia, quien tiene un bebe se pasa todo el día meciéndolo en la hamaca, sin descansar (en serio). Nuestra primera fosa séptica la hicimos en casa de Mayela, una chiquita que tenía dos gemelitas de dos meses, y siempre las estaba meciendo mientras nosotros estábamos a lo nuestro, a la fosa. Una mañana de los primeros días fui a ver a las gemelas y le pregunté a Mayela que cual eran sus nombres y ella me respondió “No lo sé, espera,... ¡mama!, ¿como se llaman las niñas?”. Es difícil de entender, todo el día dedicado a sus niñas y no sabe sus nombres ¿?¿?¿?.



También decir que cuando estábamos cerrando el techo de nuestra primera fosa séptica, como no podía ser de otro modo, se nos hundió el forjado. No me preguntes como, pero reaccionamos como auténticos profesionales y enseguida teníamos subsanado todo el problema y recuperado todo el material (vale mucho para una familia). No hubiera pasado nada, si no es por que en el rato del desastre se movilizó La Prusia (abandonaron la hamacas) y no quedo nadie sin enterarse de lo ocurrido, muy a nuestro pesar.



Ana, acudía a casa de Ana Rosa a enseñarle a leer y a escribir, como tenía
un bebe no podía acudir a las aulas ya que lo tenía que cuidar (hamacar)

. Se enfrentaban en dos sillas y empezaban las clases. Ana Rosa escribía a la par que mecía al niño en la hamaca con la otra mano. Ana dictaba a la par que se hacía cargo con los pies de que no montara mucha bulla los chanchos y las gallinas. Una escena digna de ver y creo que Ana Rosa tiene los animales más cultos de toda La Prusia.




Aquí un chaval de 18 años aparentemente bueno en la escuela (con buenas notas), tiene la seguridad absoluta de que sabe dividir por que un día el profesor hizo una división en la pizarra y la apuntó en su cuaderno (nunca más supo de ella), ese es el argumento que esgrima. Por más que mis clases de matemáticas (con chavales de 18 años) he insistido en que las matemáticas tienen un método y no se resuelven al azar, ellos no me creen y deben de pensar que estoy confundido. Si les pregunto "¿4-7?", ellos me contestan que “3”, yo les digo que “no”, y entonces me contestan “ah! sí!, 11” impresionado y asustado les digo que “no¿?” entonces me contestan “ah!, si! -3”, y se les escapa una sonrisa entre los labios, mostrándome cierta seguridad, como queriéndome decir que por mucho que me empeñe ellos saben matemáticas.



Jacle, el chico al que le alquilaba la bicicleta, una noche me preguntó que como había venido desde España, yo le contesté que en avión y él me dijo que se tenía que poder venir en coche. Después de una clase improvisada de geografía, de explicarles que a los dos continentes les separa un gran océano y que la única manera de llegar era en barco (que no rentaba) o en avión, él no quedó muy convencido y me dijo “seguro que en coche se puede llegar”.



Un día Richard, un voluntario ingles, dijo que había visto esa mañana a Arnulfo desayunando guaro (una especie de aguardiente que todavía no ha habido voluntario que se atreva a probarlo). Ese día Arnulfo era feliz. Al día siguiente Arnulfo hacía eses y su ropa mostraba que se había revolcado por toda La Prusia. Al tercer día, Adrian (otro voluntario ingles), cuando se disponía a trabajar a las 7 de la mañana se encontró en su fosa séptica a Arnulfo abrazado a la botella de guaro, al despertarlo le pidió un cigarrillo.


Cuesta irse de La Prusia y más cuando no tienes un billete de avión que te lo imponga. Realmente nos sentimos muy bien con la gente y los voluntarios,… que buena gente!!!!!!!!


Casi no nos hemos ido y ya lo echamos de menos.

Feliz Navidad desde Los Chiles, Costa Rica.

jueves, 1 de noviembre de 2007

6.- Honduras, abrazado al pasado.

En determinados momentos hay que armarse de paciencia cuando una cosa aparentemente simple se convierte en complicada. Para poneros en situación os voy a relatar unas conversaciones cotidianas que nos suelen ocurrir.


Nos encontramos ante un plato típico en un menú que reza “fajitas de res con banano, papas, arroz, frijoles y chirimol” y a continuación se da la siguiente conversación:

- Nosotros: Buenos días, ¿qué es el chirimol? (preguntas de este tipo las suelo hacer con frecuencia por el tema de mis alergias).
- El / Ella: … Es chirimol.
- Nosotros: Ya ?¿?¿?¿ … ¿pero que es?, ¿verdura?, ¿fruta?
- El / Ella: … No, es chirimol.
- Nosotros: Ah, pero, ¿es picante?, ¿es una salsa?
- El / Ella: … No, es chirimol.

Llegados a este punto damos por zanjada la conversación y nos planteamos si nos la jugamos o no con el plato, que por cierto, tiene buena pinta.

A la hora de tomar un refresco nos encontramos con uno de color rojo fuerte y se da la siguiente conversación:

- Nosotros: Hola, ¿de que es ese refresco rojo? (esta pregunta la hacemos por simple curiosidad).
- El / Ella: Es rojillo.
- Nosotros: ¿Pero que es?, ¿es una fruta?
- El / Ella: Es rojillo.
- Nosotros: Ya, pero, ¿es dulce?, ¿es amargo?
- El / Ella: Es rojillo.

Obviamente se acabó la conversación, y nos quedamos con la duda si se trata de una especie de “Súper Huevo Kinder”, algo nuevo, una sorpresa, un refresco, una fruta, algo dulce, algo amargo, … Solo decir que para los nostálgicos aquí bebemos “Mirinda”, um, ¡que rica!

Tienen problemas para definir y describir las cosas (y mira quien lo iba a decir!). Las ciudades son absolutamente cuadradas, son coloniales, son como un tablero de ajedrez, pues mirar lo que ocurre:

- Nosotros: Hola, ¿Sabe donde esta la oficina de turismo?
- El / Ella: … si, me parece que 3 cuadras (manzanas) para allá y 4 para el otro lado (señalando con la mano).
- Nosotros: Bien, entonces 3 cuadras para la derecha y 4 para la izquierda (esta pregunta la hacemos porque su orientación con la mano es demasiado ambigua).
- El / Ella: No, 3 cuadras para allá y 4 para el otro lado.
- Nosotros: Ah!, ¿entonces 3 cuadras para la izquierda y 4 para la derecha? (que listos somos, por eliminación).
- El / Ella: No, 3 cuadras para allá y 4 para el otro lado.
- Nosotros: Ah!!!¿?¿?¿?¿?

Vamos que no da con ello ni “Al filo de lo imposible”. Ah!, deciros también que existe una nueva dimensión dentro del tiempo: “los 20 minutos”. Que es como una especie de agujero negro en el tiempo, que pueden ser 5 minutos, 20 minutos o una hora, ¿quien sabe?.

Solo mencionar que lo relatado anteriormente es atribuible a todos los países de Centroamérica que hemos visitado hasta el momento.


Quizá peque de atrevimiento en mi manera de narrar brevemente la historia de estas tierras. Sé que entre nuestros lectores se encuentra gente muy culta que podría rebatirme mis ligeras interpretaciones, pero aún así, insistiré con mi osadía en el intento de poner en situación histórica el panorama que nos vamos encontrando, pues gran parte es consecuencia del pasado.

Mientras los españoles concentraban todas sus fuerzas e intereses en adentrarse hacia el Pacifico (no sé para qué), las desatendidas costas caribeñas fueron pobladas por los ingleses para no variar. El poder de crear ciudades y organizar territorios que tuvo España fue aplastador y a un ritmo impensable (único en la historia). Pero precisamente en Honduras no se prodigó mucho y no estuvo muy acertado. Cuando España les dio la independencia quedo en una situación confusa, no tenía actividades económicas claramente marcadas, rutas de comercio establecidas, puertos y ciudades importantes definidos. Todo esto, junto al oportunismo de algunos llevó a que Honduras se convirtiera en la república bananera por excelencia. El 75% de las plataneras estaban en manos de compañías americanas y como no, hacían y deshacían a su antojo y solo en beneficio de sus intereses. Mientras Honduras vivía obcecado, no veía mas allá de las falsas promesas de futuras inversiones en el país. Le prometieron un tren que uniría el Caribe con el Pacífico, pero nunca llegó mas allá de las plantaciones bananeras americanas y de los intereses privados. Se obsesionaron también con la construcción de un canal y más de lo mismo, en los últimos tiempos llegaron a encontrar capital soviético para su financiación, pero demasiado tarde, se adelantaron los americanos con Panamá.

Más tarde, durante los años 80, Estados Unidos tomo Honduras como centro político y de operaciones estratégicas en la zona. Ronald Reagan llevaba a cabo una guerra secreta para desestabilizar a Nicaragua y financiaba a la Contra (guardia nacional de Somoza derrotada por los Sandinistas en Nicaragua) en territorio hondureño. También financió y entrenó al ejército salvadoreño en los campos de refugiados en el interior de Honduras.

Todo esto ha llevado a que, para nosotros, a Honduras le falta algo, ha ido un paso por detrás de sus vecinos y siempre a merced de los intereses de fuera. Muestra de ello es que, hoy por hoy, ofrece una ley de inversiones por la que se puede repatriar el capital sin control. Ofrece uno de los mejores puertos centroamericanos, exención de impuestos, alquileres baratos, electricidad barata,… No os podéis hacer a la idea de la de cantidades de franquicias de multinacionales de comida rápida que hay en este país (hasta existe el Wendy´s, que yo pensé que había desaparecido). Estas no pagan impuestos. Pues arguyen que crean puestos de trabajo (precarios) y atraen turismo (que tontería) y no contribuyen a llenar las arcas del estado, produciendo una insolidaria repatriación de capitales.

En fin…, ha pasado el tiempo y lo han utilizado, tienen poco que ofrecer pues ya lo ha dado todo,… y nosotros lo notamos.




Entramos a Honduras por la costa caribeña que, según dicen, ofrece buenas playas, pero el paso de uno de los últimos huracanes las ha dejado sucias y deterioradas. El viaje en autobús es más relajado, conducen más lento y esto se agradece, tanto por la seguridad como por la tranquilidad para poder ver los paisajes, en este caso poblado de bananeras. Llegamos a Puerto Cortes donde hicimos noche, la primera impresión de Honduras nos gustó, una ciudad no tan fea (no quiero decir bonita), mucho movimiento (es un puerto importante) y todo dentro de una aparente tranquilidad. Durante la noche fuimos espectadores de primera de un incendio, desde la azotea de nuestro hotel pudimos ver como se quemaba el mercado de al lado, que llamas!!.


Al día siguiente nos desplazamos hacia el interior, hacia San Pedro, un pueblo importante (no nos gustó) y de ahí en otro autobús otra vez hacia la costa, hacia Tela, donde nos quedamos unos días. Tela es un pueblo tranquilo, con buenas playas, sobre todo en sus alrededores (pobladas de comunidades garifunas), ofrece naturaleza y algunas actividades en ella. Como nos encontramos a gusto nos



quedamos unos días disfrutando de su tranquilidad, sus playas y su gastronomía. Aquí descubrimos las Baleadas (típico Hondureño), que son tortas de harina de trigo (en vez de maíz) enrolladas, que contienen puré de fríjol, queso y lo que quieras, huevo, aguacate, res, pollo,… que ricas, siempre desayunábamos un par de ellas.



De ahí nos fuimos a la Ceiba con intención de coger el ferry a Utila (la isla mas pequeña de las de la Bahía, la menos explotada turísticamente). La gente habla maravillas de la Ceiba, pero creo que en otro sentido distinto al que nosotros buscábamos (noche y discoteca) y por ello no nos detuvimos mas que lo justo para coger el ferry, una noche.






Al llegar a Utila nos abordaron gente de todos los países y en todos los idiomas ofreciendo paquetes de alojamiento y buceo. En ese momento descubrimos lo que sospechábamos, que ese pueblo ofrecía poco más que eso, que no es poco para quien lo vaya buscando, pues es la segunda barrera de coral mas grande del mundo y seguramente (fijo) el lugar mas barato del mundo para sacarse la licencia de buceo o bucear (no por ello menos profesional). Utila junta gente de todas las partes del mundo con la pasión común del buceo (había unos cuantos españoles que eran unos clásicos). Nos hospedamos en el mejor hotel de la isla (paquete de buceo + hotel) que era de un gaditano, las partes comunes estaban bastante bien, era el único hotel de la isla que tenía

piscina, ahora la habitación (que incluía el paquete) era normalita, el último día nos dimos cuenta que la compartíamos con una prima hermana de una tarántula. La escuela de buceo muy profesional (bajo el agua), pasábamos allí muchas horas, estudiando y preparando el equipo y al final el ambiente nos acabó cansando y decepcionando. Tanto los monitores de la escuela como los turistas parecían quinceañeros salidos de la típica película castañón de A3 de después de comer, donde a la más popular de la promoción le gustaba un monitor y a este todas y claro, este se aprovechaba. Resultaba patético a veces estar en la escuela, fiesta, música, desfiles,… pero bueno, el fin compensaba con creces el mal trago. Con nosotros se sacaron el carné una danesa (que llevaba con su pareja un año viajando) y un canadiense, en total 4 personas para un mínimo de 3 buceadores profesionales en las inmersiones con nosotros (muy serios). Frank nuestro instructor jefe era un guatemalteco de origen cubano, un mestizaje raro que daba como resultado una especie de niño de papa buscavidas con mucha labia y poca formalidad, pero que bajo el agua se transformaba en todo profesionalidad (y se agradecía que no pudiera abrir la boca). Trump, uno de sus becarios, era un japo muy formal, serio, aplicado y eficiente, vamos el tipo de personas que todo el mundo quiere para su empresa (tenía mucha paciencia conmigo, pues tardaba mucho en descompensar los oídos). Udie, otro becario, era como Priscila la reina de los mares, un israelita muy mono y hippie que buceaba con un pañuelo, parecía que en cualquier momento iba a desprenderse de equipo y ropa para irse a surcar los mares en pelotas cual delfín.


Los peces son realmente curiosos. Coges el mejor día de paseo por el campo que hayas tenido disfrutando de la naturaleza, lo multiplicas por mil y aún te quedas corto de lo que te puede asombrar solo 5 minutos buceando en un arrecife de coral (¿te suena Chema?, perdonarme los demás por la exageración). La cantidad de vida variada y desconocida, las plantas, los corales, la arena, la historia hundida e intacta,… es impresionante. Resulta imposible atender todo lo que se pone delante de tus ojos. Te quedas observando una planta con forma de tinaja (como las de Chichón en tamaño) que es tomada como vivienda por un pez pequeñísimo en tamaño, pero no en presencia, cuando te sorprende la visita de otro pez de colores vivos e intensos y a ese lo interrumpe la presencia de otro de mayor tamaño, luego lo interrumpe la visita de otro feo, luego viene otro pintoresco, luego el primo, el vagabundo,… que cotillas son. Buceando en cierto modo te sientes alguien importante por la de visitas y atenciones que tienes. El tiempo bajo el agua vuela pues cada cosa requiere el suyo y cuando te quieres dar cuenta te has bebido todo el aire y tienes que salir a la superficie.


Un día buceando cambio la cosa, la visibilidad se volvió tenue, los peces pequeños parece que se fueron a dormir, aparecieron langostas y pulpos. Como estas abajo, en otro mundo claramente diferenciado, supones que pasa algo en la superficie pero no lo sabes, en cierto modo estas aislado. Al salir a la superficie te encuentras con que el tiempo ha cambiado, que hay tormenta. Que más le dará a los peces si ya están mojados.

Nos cuesta varios días salir de Utila porque el mal tiempo no permitió salir al ferry (estos no saben lo que es la costa de la muerte). Llegamos a La Ceiba sin saber muy bien donde ir pues nos habían desaconsejado adentrarnos por carreteras de tierra y poco transitadas hacia el interior debido al mal estado de ellas por la lluvia. Rápidamente pasamos al plan “B”, improvisar. Cogemos un bus a San Pedro, allí un minibús urbano para cambiar de Terminal, luego un bus a la Guamma y de ahí un rapidillo a Peña Blanca. No preguntéis por que, nos llevo el destino.

Peña Blanca es un pueblo pequeño y tranquilo de interior cerca del lago Yojoa, donde la mayoría de los lugareños se dedica a cultivar café en sus pequeñas fincas familiares. Nos hospedamos en el único hostal del pueblo y tomamos una estancia de varios días relajado (el buceo ha sido intenso). Aquí aprovechamos para escribir algo, pasear, probar cervezas caseras, carnes a la brasa, jugos riquísimos, alguna fruta nueva y charlas con los lugareños y cipotes (es como llaman a los chavales en Honduras).


Aunque no os lo creáis a las 5:00 a. m. ya estamos con las mochilas en la espalda hablando con los más madrugadores esperando el autobús a Tegucigalpa (Tegus para los lugareños). Tuvimos una entrada triunfal en Tegus, pues después de un viaje largísimo e infernal mi vejiga no me permitió llegar a la estación de autobuses y más cuando vimos el atasco que estábamos metidos. Salimos del bus casi en marcha y resultó que estábamos en medio de la nada, no había más que un taller al que por la cara que debíamos llevar no me hizo falta darle muchas explicaciones. Hice pipi, luego pupu y otra vez pipi y aún y todo recordándolo no me quedé a gusto. Imaginaros como llegué, ahora a Ana preguntarle si queréis, pero yo creo que tres cuartos de lo mismo. Ya una vez liberados, la estancia en Tegus fue un poco cultural, que si iglesia por aquí, cerveza por allá, museo por aquí, almuerzo por allá. Como la cosa no daba para mucho más, emprendimos viaje para tierras nicas.


Hay un mestizaje muy grande (no por ello son especialmente guapos), no hay tanto indio y si mas blancos, de tez pálida (algunos parecen verdaderos británicos). La gente es más alta. Por lo general aparentan ser simples y sencillos, como las conversaciones que ofrecen. Son muy creyentes. La comida es muy rica. Cambia la torta de maíz por la de harina de trigo, cosa que preferimos (demasiado maíz). Descubrimos las baleadas (cuanto le gustaron a Ana) y alguna fruta nueva, comimos realmente bien a la brasa y desayunábamos unos licuados muy nutritivos. Aparentemente es un país tranquilo y seguro aunque se siguen viendo muchas armas en la calle. No es turístico, exclusivamente tiene las ruinas mayas de Copan (que no estuvimos), que las explota prácticamente Guatemala por su cercanía a la frontera, y las islas de la Bahía, la isla de Roatan que es un gran Resort. Hay mucho pick-up de lujo y menos motos. Los autobuses viajan más lentos y el ayudante es más tranquilo, se agradece. Cada vez que el autobús para, entra todo tipo de gente vendiendo refrescos, golosinas y antojitos. Hay demasiadas franquicias de comida rápida en las ciudades. Se nota claramente que honduras está a la cola de Centroamérica.

Ana y Oscar.

Un abrazo desde Granada, Nicaragua.

martes, 16 de octubre de 2007

5.- Guatemala, ahorita mismo a ustedes les cuanto algo.

Cuesta un poco hacerse en Guatemala, pero sin darte cuenta, poco a poco, te vas sintiendo a gusto hasta el punto de que te olvidas del hincapié que hacen los chapines (lugareños) de la inseguridad y peligrosidad de algunos sitios de Guatemala. Quizá gran culpa la tiene que entramos por Antigua, ciudad colonial y de gran afluencia turística, y ya sabemos las consecuencias que ello conlleva. Tomamos una estancia allí de varios días para reorganizarnos después de Nueva York y como campamento base para visitar el volcán Pacaya.

Nunca se puede menospreciar al contrario. En la subida al volcán Pacaya íbamos 2 catalanes, así lo hicieron saber, 3 inglesas, nosotros, el guía Arturo y su machete. Yo me preguntaba que qué se les habría perdido allí a las inglesas en zapatillas (tipo puma, sin suela) y bolsitos, mientras nosotros íbamos con botas de montaña y mochilas. No llevábamos ni un minuto subiendo cuando la catalana vio que la cosa prometía ser dura y se subió a un burro-taxi y el catalán y yo pasamos a la cabeza de la subida. A la media hora yo empecé a sufrir pájaras en silencio, como las almorranas, y remontaba como podía. Bueno más bien mirando a los burros q nos acompañaban y cada dos por tres ofrecían, prefería desmayar a montar en uno (pero eso es otra historia). Hasta que llego el punto en el que me tuve que parar porque los sudores fríos me estaban matando, menos mal que llevaba abrigo. A toso esto las inglesas, que en vez de pies debían tener zarpas, iban tranquilamente a ritmo y a lo suyo, hablando, muy monas con tirantes y sus bolsitos. Fue duro, pero la verdad es que mereció mucho la pena, llegamos a la falda del volcán en la que fluía lava a nuestros pies, una experiencia inolvidable. Ah!, y toda una lección la de las inglesas que en la cima sacaron de sus bolsitos unos hermosos bocadillos, sudaderas y linternas para la vuelta, como si no hubiese pasado nada.



De Antigua nos fuimos al Lago Atitlan, un gran lago en el interior del altiplano al que lo adornan un par de volcanes. Para el que se lo este preguntando, no estaba mal, pero no tan bonito como el de Sanabria, eso sí, mucho más grande. Al lago lo rodeaban doce pueblitos, por los que había que moverse andando o en bote. Los pueblos no merecían mucho la pena, eran feos, pero no así las vistas del lago desde ellos. Cada pueblo estaba poblado por diferentes razas indígenas y eso se podía ver claramente en sus vestimentas, en unos predominaban el color rojo, en otras el azul, unos usaban pantalón hasta la pantorrilla, en otros sombreros,…..una cosa curiosa es que los doce pueblos tienen el nombre de los doce apóstoles, se los pusieron los monjes cuando vinieron a evangelizar estas tierras, que bonito!. Mediante camionetas y minibuses nos fuimos transportando hacia el interior. Los ayudantes de los conductores de autobuses son dignos de mencionar, en pleno camino de tierra bacheado, salen por la ventanilla delantera hacia el techo, donde esta la carga, y entran por la trasera como si nada. Tienen pinta de malos y se mueven como monos, eso si, no se les escapa una cara a la hora de cobrar los pasajes.

Llegamos al mercado del jueves de Chichicastenango, muy famoso en la zona. Es como gran romería, lleno de puestos de comida, de ropa, artesanía, curanderos, en la q yo me sentía como Gulliver en el país de Liliput, pues paseando entre los puestos no había nadie al que no le sacara mas de una cabeza (de verdad Olga!!!!).





Y de ahí nos adentramos en “La Verapaz”, que es una región de montañas cuyo nombre proviene de la verdadera paz, en la que los monjes intentaron evangelizar esta zona sin imponerlo por la fuerza. Esto está mejor, hay maneras y maneras. Esta zona es altiplano puro y duro, los paisajes son preciosos, las carreteras son de tierra y un viaje por ellas es una verdadera aventura. Es una de las pocas zonas que queda donde se puede ver aun el quetzal.




Cuatro horas de camino de tierra nos llevaron a Coban (no confundir con Copan, ruinas mayas en Honduras). Fuimos por una ruta que solo se puede hacer en buen tiempo y q muy poca gente opta por ir por estas tierras, eso es lo que nos animó, je, je. Tomamos Coban como campamento base de contacto con la naturaleza. Visitamos “Samuc Sampey” un paraje tocado por una barita
mágica. El nombre en indígena viene a decir, más o menos, “donde la tierra se traga el agua”. Y es un valle en el que un sumidero se traga el cauce del río (muy caudaloso) y a unos 300 metros más abajo lo devuelve a la superficie, dejando entre medias múltiples pocitas de color turquesa, muy bonitas (donde por supuesto nos bañamos). También visitamos una cueva de la que mana un río (también muy caudaloso) y en la q los indígenas llevan cientos de años haciendo rituales y sacrificios. En el interior hay una caverna central de unos 80 metros de altura, que se encuentra totalmente negra debido a la de velas y velas que han prendido en las ceremonias. Esta zona también está poblada de fincas de café, debido a su altitud. La mayoría son de familias alemanas, visitamos una y aprendimos un poquito del tema (para poder hablar con Manu y Sofi). En fin, esta zona tiene múltiples opciones para visitar.
La verdad es que uno no se siente muy orgulloso del paso de los españoles por estas tierras, por Latinoamérica. Aunque como bien dijo Ana a uno, “Nosotros no fuimos, fueron tus antepasados, tus abuelos, porque los nuestros se quedaron en España.” Nosotros, los españoles ahora venimos como turistas y dejamos dinero en vez de llevarlo (aunque nosotros poco) y gracias a Dios se ve mucha presencia de Cooperación Española. En Antigua nos quisimos acoplar a una fiesta en la calle, pero preferimos pasar desapercibidos cuando nos dimos cuenta que estaban celebrando la independencia de España. Bueno, como iba diciendo, uno no se enorgullece de la Guatemala Colonial que se encuentra. Por la fuerza y el engaño conquistamos estas tierras, las explotamos, evangelizamos, no se respetaron sus culturas y cuando se acabo la gallina de los huevos de oro y no nos rentaba (o nos echaron), les dimos la independencia.

Por si fuera poco, luego vinieron como buitres carroñeros los ingleses (piratas), con otros intereses, buscando maderas, y aprovechando el descuido, ya que nosotros estábamos a otras cosas, se apropiaron de nuestros territorios. Eso si, vinieron a Full-equipe, con esclavos africanos. Hoy en día esta como muestra toda la costa caribeña poblada de Garifunas, que son tribus de origen africano, con habla inglesa y que su cultura conserva los orígenes africanos. Y ahí esta Belice, uno de los países mas nuevos del mundo pues Inglaterra les dio la independencia hace apenas 30 años.

En la supuesta independencia, se instalaron grandes compañías americanas para la explotación de frutas. Convirtiendo a Guatemala en una mas de las republicas Bananeras de Centroamérica, haciendo y deshaciendo a su antojo, quitando y poniendo gobernantes en función de sus intereses y hasta financiando las guerrillas para instigar la revolución campesina si en ello iban sus intereses.

Y como no, por último los Alemanes, como no iba yo a tener algo para estos amigos míos. Para quien haya trabajado conmigo, ya sabe q los alemanes no doblan planos para eso están los españoles, pues imaginaros aquí en Guatemala con los chapines (hago mal en generalizar con los alemanes). Estos te cuentan en primera persona orgullosos como vinieron aquí hace cien años y “esclavizaron” a los guatemaltecos en las fincas cafeteras. Ellos vienen a decir que por lo menos les daban de comer y de dormir y les consideraban una raza humana, que con eso ya eran felices.

No me extraña que esta gente no muestre mucha destreza e iniciativa y si buena educación y generosidad. Como dice Ana, parece que solo valen para ser mandados, y es que con los últimos 500 años de pasado que han tenido, bastante es que sobreviven y conservan algo de su cultura.

Bueno, no sé si se me ha ido un poco la pelota, pero ahora sigo con la segunda parte del viaje, el plato fuerte en cuanto a disfrute.

Tikal, en dos palabras, impresionante!!!! . Solo visitar este parque de ruinas Mayas justifica el viaje, y eso que solo estuvimos medio día, pero te llena tanto que quedas satisfecho. Nos levantamos a las 2:00 a.m. en Flores, nos despertó un chaparrón que nos inundó la habitación, las chanclas flotaban. Flores es un pueblo que ocupa toda una isla en el lago Petén-Itzá, y casi todo el mundo toma este pueblo como base para visitar el parque Tikal. A las 3:15 a.m. estábamos en el minibús gente de todos los países para ir a ver amanecer en el parque. Nos adentramos en la selva con las linternas, en silencio y en fila guiados hasta la cima del templo IV, el más alto, y allí guardamos silencio esperando al amanecer. Según va dando comienzo el día, vas viendo que coronas todas las copas de los árboles de la selva, a los que una nieblilla los difunde, y en los que sobrevuelan tucanes y empiezan a jugar los monos aulladores. El amanecer es un regalo para los ojos y los oídos, van apareciendo las crestas de los otros templos y empieza a sonar la orquesta de la selva. Una vez de día nos agrupamos con los guías para que nos mostraran y explicaran las ruinas. Nosotros tuvimos la suerte de que con el guía español solo íbamos una pareja de Burgos, una de Yucatán y nosotros, en total 6 personas frente a más de 20 que llevaban los otros guías. No solo eso, el mexicano era un flipado de la cultura Maya, estaba invirtiendo las vacaciones en visitar todas las ruinas de Centroamérica y el caso es que sabía tanto o más que nuestro guía. Parecía imposible pensar que ese hombre nunca hubiera estado allí, porque se orientaba en la selva perfectamente y conocía el parque al dedillo. Cada explicación del guía él la completaba y adornaba con historietas simpáticas. Un flipado que me recordaba a mi hermano Javier recorriendo España tras los rastros de Isabel la Católica.

De vuelta decidimos parar en El Remate, un pequeño pueblo tranquilo a orillas del lago Petén-Itzá. Nos hospedamos en una cabaña y fue todo un acierto porque estuvimos de lujo, tranquilidad absoluta, estaba todo abierto, nos servíamos lo que queríamos, nos dejaban la casa para nosotros, todo relajado, genial, genial!!!. Al anochecer a veces se veían tormentas a lo lejos, desde la cabaña observábamos como los rayos iluminaban a trazos el contorno del lago, nubes y montañas y la silueta de una pareja hippie en el embarcadero. Mientras en la oscuridad las luciérnagas no dejaban de alumbrar en la naturaleza. La verdad es que nos fuimos con pena por lo a gusto y tranquilos que estábamos allí.

De ahí nos fuimos a Río Dulce. El viaje en autobús digno de mencionar. El conductor era un dandi, que se creía el capitán de “Vacaciones en el mar”, no paró de invitar a las chicas a sentarse al lado de él, de hablar de historietas de novias, de saludar a todo el mundo desde su trono, …… vamos, todo un fenómeno, que nos llevo sanos y salvos sin prestar ni 5 minutos a la conducción. Río Dulce es un río que comunica el Lago Izabal con el Caribe, con Livingston, y es mediante barco (2 horas) la única forma de comunicarse. El viaje en barco es precioso, visitas el castillo de San Felipe, un pequeñísimo castillo en el lago para combatir a los más intrépidos piratas que se adentraban por el río. El río está lleno de vida, jardines de plantas acuáticas, islas de pájaros, cuevas de piratas, aguas termales sulfurosas, se ensancha, se encañona, ….. un río lleno de vida.

A la llegada a Livingston, un pueblo de garifunas, nos encontramos con playas sucias y no nos gustó mucho el sitio. La gente habla maravillas de este lugar, de la amabilidad de sus gentes y de su ambiente (mucho Bob Marley), pero nosotros no debimos estar receptivos y optamos por irnos en barco a Puerto Barrios para de ahí irnos a la costa Caribeña de Honduras en busca de un poco de playa.

Hay muchos niños en Guatemala, en las ciudades todos con uniforme escolar. Muchos puestos de comida en la calle y de tortitas de trigo (sustituye a nuestro pan). Una mujer que se precie tiene que saber hacer tortitas. La gente come en la calle, mucho pollo, frijoles, huevos, mazorcas de maíz, plátanos fritos,….umhhhh, que rico!!!!!. La gente casi no fuma. También se come banano, manzana, piña, papaya, uvas……La gente es muy bajita, no llegan a dar el estirón de los catorce años, no miden mucho más de 1,50 m. Por lo general las ciudades son feas, pero no así los parajes que las rodean. Los fines de semana la gente toma mucho y les encanta platicar (aunque son muy básicos, te repiten una y otra vez lo mismo), por la noche hay mucho borracho, mejor retirarse. Hay mucha moto japonesa de entre 125 y 200 c.c. (económicas, 1000 Euros) y los moteros de fin de semana, de pasta y moto grande, viajan con pistola. Se ven demasiadas armas en la calle y eso no nos gusta.

No sé si esto es tercer mundo, pobreza, necesidad, o como lo quieran llamar. Cada día en este aspecto estoy más confundido. Lo que sí sé son las consecuencias que tiene lo que llaman el primer mundo sobre el mundo más desprotegido y débil. Si me pregunto si la gente pasa hambre o necesidad lo único que me puedo responder es que aquí, aunque vayan descalzos y sucios, todo el mundo, desde el niño hasta el anciano, anda a todas horas con una coca cola en la mano y chuches en la otra. Les gusta más el Pizza Hut que un almuerzo típico. Todos tienen unos móviles de última generación carísimos que no creo que se los regalen las compañías (o en España nos engañan) muchos van con sus iPod por la calle (no mp3). Hay unos coches pick-up impresionantes, que no se si todos serán necesarios para el trabajo, y una cantidad de motocicletas terribles, la mayoría de ocio. Con esto quiero decir, que lo que si sé, son las consecuencias del primer mundo, el consumismo, que es la lacra que impone el capitalismo. Aquí primero hay que consumir y la sanidad, la salud, los colegios, pensiones,…..es secundario, ya vendrá. Lo primero es lo primero.

Abrazos desde Leon, Nicaragua