lunes, 8 de septiembre de 2008

23.- Tailandia, Tengo un cuñao que es demasiao...


Tailandia
es el único país del sureste asiático que nunca ha sido colonizado por una potencia europea. Una serie de hábiles gobernantes sacaron beneficio utilizando la rivalidad franco-británica de la zona, haciendo de estado tapón entre indochina (sureste asiático francés) y la India y Birmania (en poder de Gran Bretaña). Curiosamente, durante la segunda guerra mundial se alía con Japón y tras su derrota y el fin de la guerra se realinea con Estados Unidos, que destreza.










Caemos en Bangkok de noche y cansadísimos después del desfase de vuelos y aeropuertos debido al "low cost" que habíamos pillado, tan abatidos y desorientados que por un momento pensé estar en la T4 de Madrid por el parecido de ambas terminales. Con un desconocimiento absoluto de Asia y sin guía. Pero teníamos un dato, la calle Kao San, Ana lo había sacado en una de sus escasas visitas a Internet. Kao San Road es la calle del turisteo/mochileo por excelencia del sureste asiático. En esta calle se puede conseguir absolutamente todo lo que uno necesite, original o falsificado, legal o ilegal,... Por primera vez en nuestro viaje vemos que estamos rodeados de españoles, mucho turista (es Julio), mucha luna de miel. Tomamos unos días para reubicarnos en esta nueva situación. Rapidamente cambiamos nuestra guía Lonely Planet de Nueva Zelanda por otra del sureste asiático. Reorganizamos ropa, pues venimos de un duro invierno, y volvemos a navegar por internet que lo teníamos totalmente abandonado. Trabajamos duro en poner al día el blog, en organizar fotografías y atender asuntos pendientes para tener todo listo antes de la ansiada visita del cuñado y así poder compartir ambas vacaciones merecidas. En fin, hicimos bien los deberes mientras disfrutábamos de la hiperactividad de Kao San, del flujo de gentes, del movimiento de los negocios, desgustábamos la nueva gastronomía y como no, de alguna que otra nueva cerveza. Ya estábamos preparados para recibir al hermano de Ana.



Y allí que nos aparece el cuñado, enterito, sano y salvo, y con una necesidad de vacaciones terrible, pues por lo que cuenta la vida y el trabajo en Madrid es muy estresante (algo nos suena). Así que no le podía faltar de nada y lo primero unas cervezas para celebrarlo. Yo desbocado por el ansia de hablar con alguien distinto a Ana me pisaba yo solo mis monólogos. Continuaron más cervezas y acabamos haciendo un mini gueto hispano en la calle. Debí de hacer amigos, pero no me acuerdo mucho.







Los siguientes días los dedicamos a nuestro "city tour" un tanto alternativo. Visitamos el barrio chino, el "Gran Palace", el "wat Phu" donde estaba el gran buda reclinado, y algunos templos más. También visitamos centros comerciales y el mercado nocturno de "Patphong" para atender algunos encarguillos. Pateamos mucho, montamos en tuk tuk, tomamos el moderno metro con su vía elevada por las calles de Bangkok y lo que nosotros llamábamos el "metroboat", que nos dejo flipado de lo rápido que embarcaba y desembarcaba gente en los muelles del río (mas rápido que el metro). Fundidos deseábamos llegar al hotel, donde nos esperaba el delicioso embutido que nos había enviado el padre de Ana, había que estar listo y no entretenerse a la hora de ir al cuarto.













Otro día tomamos un tren de lugareños que nos llevó hasta Ayutthaya para visitar una zona de templos en ruinas. Ayutthaya fue la capital de Siam desde mediados del siglo XIV hasta mediados del XVIII. Tras el saqueo de Angkor por Ayutthaya, gran parte de la corte Jemer se vió obligada a exiliarse en ésta, trayendo con sigo sus costumbres jemeres de inspiración hindú que posteriormente serían asimiladas por la cultura de Ayutthaya. Muy bonito, muchos templos y mucho más calor. Otro tren, esta vez "el rápido" nos llevó de vuelta. Lógicamente costo más (10 céntimos de euro) e inesperadamente también tardo más y nos toco ir de pie.


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Entre las diversas actividades, Ana y yo nos habíamos propuesto adecentar al cuñado un poco y a las fotos me remito.

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Ahora tocaba playa. Uno no puede estar en Tailandia sin ir a las playas del sur. Si no vaya mierda de vacaciones, sin ello el cuñado no podría dar envidia a la vuelta, no?. Aterrizamos en Krabi ya justos de tiempo y cuando llegó el autobús a la costa ya era tarde para tomar un bote a la bahía en la que pretendíamos pasar los siguientes días, así que hicimos noche en Ao Nang. Mencionar que en Asia no hay nada peor que tomar un bus cuya hora de llegada sea ya caída la noche (ya se encargaran ellos de que sea bien de noche), pues te pretenderán hacer el lío y colocar en el pueblo y hotel que a ellos le interese, donde tengan comisión.



A la mañana siguiente un botecillo nos dejó en Ton Sai Bay, una playa calada entre paredes verticales ideales para la escalada que recoge a gente de todo el mundo por la serie de condiciones que allí se dan. Un sitio relajante, muy tranquilo, con buena gente, sin grandes infraestructuras hoteleras y muy agradable. Nos hospedamos en un sencillo bungalow de una gente muy simpática. El tiempo no era malo, pero no recogía las condiciones necesarias para que el agua estuviera completamente cristalina y calmada, pues raro era el día que no caía una tormenta de 15 minutos. Por este motivo desistimos en hacer un tour a las islas de los alrededores, hacer snorkel o contratar otro tipo de actividad. Por el día visitábamos la bahía de al lado, Railay bay, 15 minutos trepando (para nosotros) nos llevaban hasta ella. Esta con infraestructura hotelera de resort y muchos mas turistas, disponía de mejores playas para el baño y varias opciones para transitar. Al atardecer volvíamos a la tranquilidad de Ton Sai, disfrutábamos en la oscuridad de charlas con cervezas en una playa para nosotros solos. Resultó que en los Bungalows había una comuna de españoles de lo mas pintoresca, andaluces, catalanes, mochileros, escaladores,... en fin, entre el buen ambiente de los lugareños que regentaban el local y la alegría de los nuestros, ni que decir tiene las veladas nocturnas que nos esperaban todas las noches. Teníais que ver como el tailandés del bar tocaba a la guitarra Paco de Lucia.

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Un bote a media tarde nos llevó a Ao Nag para así a primera hora del día siguiente poder ir al aeropuerto y volar a Bangkok. Allí hice mi tan deseada "operación maleta", le di a Álvaro cosas para que nos llevase a España y llené otra mochila de cosas prescindibles para dejarla en la consigna de un hotel y poder deshacerme de ella por unos meses, . Que liberación!!!!

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A primera hora de la mañana del día siguiente nos montamos en un autobus para que nos llevase a Siem Reap (Camboya). Después de 3 horas de viaje el autobús se avería, misteriosamente seguimos en Bangkok, después de 3 horas!!!. Tirados en la cuneta con un calor terrible y aparece el oportunista carrito de los helados, que vació el frigo (a lo mejor no es tan raro este tipo de averías). Como dije, en los transportes para turistas harán lo posible por depositarte en destino entrada la noche, cuando todos los gatos son pardos y uno esta más indefenso. Pero esto ya es Camboya y es otra historia.
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El cuñado dio la talla, como siempre que se le requiere. Yo le di la paliza, le debí volver la cabeza loca. Y lo pasamos bien que era de lo que se trataba.


Hay mucho turismo en Tailandia, demasiado para lo que nosotros estamos acostumbrados. El habla de su gente es agradable y por lo general parecen simpáticos. Se come bien y barato, hay frutas que nunca había visto.


Aunque los últimos años Tailandia es un país políticamente inestable, para nada se asemeja a la dureza de la reciente cruel historia de sus vecinos.


Hasta la vuelta Tailandia.