Tengo que aclarar que mis constantes pullas (en todas las crónicas) a los Estados Unidos van dirigidas a las trayectorias de sus políticas y gobernantes, y decir que raro es el día que no nos topamos con algún viajero americano que nos sorprende por lo agradable y buena gente que muestra ser. También decir que el paso de la España colonial por estas tierras no envidia para nada a los Estados Unidos en sus atrocidades acometidas, pero eso es capitulo aparte, y gracias a Dios la España actual se ve comprometida y muy presente donde mas se la necesita en estas tierras.

Me lleve una sorpresa agridulce al volver a pisar estas tierras (estuve en Panamá en 2005), no me lo esperaba con tanta gente (gringolandia en estas fechas) y aunque ha progresado en ciertos aspectos turísticos, no lo ha hecho de una manera desordenada ni exagerada, pero yo, nostálgico como siempre, prefiero el Bocas de 2005, con escaso turismo, menos restaurantes y las calles de tierra. Allí nos esperaba José, el fotógrafo de Guadarrama, un amigo de Arantxa, que abandonó España hace tres años para vivir de otra manera la vida.
Inesperadamente “el cenón” de Nochevieja lo adelantamos a la noche del 30, pues José, como buen anfitrión, nos llevó a cenar al restaurante de unos amigos. Ignorantes de lo que nos esperaba nos sorprendieron con un menú degustación de cinco platos, siendo el primero una fabada y terminado como plato fuerte con un solomillo con hongos, todo esto cocinado sobre los fogones de Mónica, una estupenda cocinera Valenciana y aderezado con el trato y el detalle exquisito de un alemán, su pareja. No podéis haceros a la idea de lo apreciado que es la comida de mama España cuando llevas mucho tiempo fuera de casa, yo vi como a alguna se le saltaban las lágrimas y esta vez no fue a Ana. Para terminar la noche acabamos tomando bebidas prohibidas, “el pecado”, la especialidad de un zumbado canadiense que una vez cerrado el bar, se dedicó a subastar la verruga de Enrique Iglesias, pena de no disponer de suficiente efectivo!
El día 31 lo empezamos de lo más sano posible, como si quisiéramos compensar todos los excesos cometidos a lo largo del año. A las 8 de la mañana nos disponíamos a afrontar un largo día de caminata por playas largas y solitarias, y a la vuelta, ya tarde habíamos recorrido aproximadamente 18 Km. (según señalización, no creo que fueran tantos). Aunque inicialmente pensábamos hacer cenita en casa, estábamos tan cansados que decimos salir a cenar pizza, eso sí, con nuestras doce uvas. Vimos como celebraban el Año Nuevo los lugareños entre fuegos artificiales y con más ilusión que fuerzas hicimos una intentona frustrada de salir de fiesta, abandonando a Dani, “el explorador nocturno” en manos de los peligros de la noche.
El día 31 lo empezamos de lo más sano posible, como si quisiéramos compensar todos los excesos cometidos a lo largo del año. A las 8 de la mañana nos disponíamos a afrontar un largo día de caminata por playas largas y solitarias, y a la vuelta, ya tarde habíamos recorrido aproximadamente 18 Km. (según señalización, no creo que fueran tantos). Aunque inicialmente pensábamos hacer cenita en casa, estábamos tan cansados que decimos salir a cenar pizza, eso sí, con nuestras doce uvas. Vimos como celebraban el Año Nuevo los lugareños entre fuegos artificiales y con más ilusión que fuerzas hicimos una intentona frustrada de salir de fiesta, abandonando a Dani, “el explorador nocturno” en manos de los peligros de la noche.
El día 1 a primera hora, estábamos operativos, salimos a desayunar y hacer algunas cosillas y cuando regreso a casa me encuentro a las tres mujeres (Dani seguía entregado a su tarea) tomándose una copa de ron, ignorante de mí no sabia lo que se avecinaba. Ana y Arantxa se metieron en el baño con una botella de ron y una rapadora, a las horas salieron sin ron y sin pelo, que comienzo del año tan “heavy”. Imparables se vistieron de gala (no sé de donde lo sacaron estas mochileras) y salimos de fiesta, lo pasamos muy bien. Primer día del año que recuerdo no pasarlo en cama.

A primera hora de la mañana de siguiente estábamos haciendo cola para coger un autobús a Santiago. Una vez en marcha una muchacha que iba en las primeras filas se levantó y nos dio una charla promocional de la feria de artesanía de Chiriqui (una región) que concluyó desencadenando una serie de preguntas y respuestas. Improvisadamente se convirtió en el autobús del “un, dos, tres, responda otra vez” donde Ana tomó rápidamente la atención y no se le escapó la primera, obsequiándonos con dos paquetes de manís. Con todo el autobús muy centrado en el concurso resultó muy ameno el viaje hasta Santiago, donde nos montamos en una furgonetilla hasta Chitré. Llegamos a Chitré con la intención de disfrutar unos días de las playas del Pacífico, pero gran cagada pues las playas no eran muy buenas para el baño y si para los amantes de los pájaros. Pero aun así, nos encontramos a gusto y pasamos unos días disfrutando de la tranquilidad de un pueblo poco turístico.
Un siguiente salto en autobús nos llevo hasta Panamá City, que ciudad!. Aquí nos hospedamos en una especie de piso patera en el que la variedad y el transito de gente resultó muy agradable. Panamá City es un pedazo ciudad impropia de Centroamérica de no ser por el Canal y la ausencia de terremotos. Una línea de enormes rascacielos se enfrenta a la
Dos guaguas (a reventar de gente) nos llevaron hasta Portobelo, primer lugar del istmo de Centroamérica en el que arribó Cristóbal Colon,
y que por la belleza
de su bahía lo llamó “Puerto Bello”. Lugar importantísimo en tiempos coloniales como puerto de partida de los galones cargados de oro (bahía estratégica, con cuatro fortificaciones para protegerse de los piratas) y lugar del que nosotros partiríamos en catamarán hacia Colombia. Aclarar que por tierra es imposible dirigirse a Colombia, no existe comunicación terrestre, es una selva intransitable poblada por indios Chocoes y peligrosa por la presencia del narcotráfico y de la guerrilla colombiana.
Dos días de mareos (infernales para la mayoría) nos llevaron al archipiélago de San Blas. 365 islas paradisíacas (y no me gusta usar este adjetivo, pero en este caso era cierto), una para cada día del año, que están repartidas por el Caribe, pocas de ellas habitadas por indios Kunas a los que les
De Panamá decir que posee grandes zonas inexploradas que conservan sus orígenes como la selva de Darién, con sus indios Chocoes, como posee uno de los mayores centros económicos financieros del mundo como es Panamá City. Es poco turístico, pero no por ello de menor interés, posee diversas culturas. Puedes visitar el archipiélago de Bocas de Toro con su población de raíces africanas que te hacen una estancia agradable o visitar el de San Blas con sus indios Kunas que te despertarán la curiosidad de los orígenes de estas tierras. Posee zonas cafeteras, grandes volcanes, numerosos parques naturales,… Ya no hay tanta bicicleta ni comida en las calles y si buenos coches y buenas carreteras. Hay tanto rascacielos en la ciudad, como cabañas en el interior.
Un abrazo muy fuerte desde la sorprendente ciudad de Quito, Ecuador.